viernes, 17 de agosto de 2012

UGT y CCOO no han entendido nada o no quieren entender

Los ciudadanos españoles estamos enfadados, muy enfadados. Las masivas movilizaciones del pasado jueves 19 de julio son un indicativo del creciente descontento que existe entre la población. Hasta ahora, los gobiernos de Zapatero y Rajoy han aprobado los sucesivos recortes sociales sin demasiada oposición social, pero parece que esto no va a seguir siendo así.
Ante esta situación,  UGT y CCOO se han lanzado, de nuevo, a hacer lo que mejor saben: tratar de sacar algún tipo de rédito de todo esto. Por eso, el pasado 19 de julio fueron los primeros en coger la pancarta y proclamar su descontento con los ajustes, intentando liderar las protestas.
El problema es que los sindicatos de clase no han entendido nada… La sociedad española está enfadada, pero este enfado no se limita a la clase política, sino que se extiende a todos aquellos que nos han conducido a la situación en la que ahora estamos. No hace falta decir que los sindicatos de clase españoles están incluidos en este grupo: su inmovilismo, su connivencia con el poder político, su incapacidad para negociar y su discurso trasnochado han destruido miles de puestos de trabajo en los últimos años. Y, lo peor de todo, lo han hecho sin dar ejemplo, con todo tipo de prácticas abusivas y una total falta de transparencia.
Recientemente, La Razón publicaba un artículo titulado Los líderes sindicales ocultan sus salarios, donde se criticaba duramente a Méndez y Toxo por su reticencia a hacer públicas sus retribuciones y a someter a una auditoria las subvenciones de los impuestos que reciben, pese a que han tenido muchas oportunidades para hacerlo. Actitudes como ésta son las que han enfadado a la población española, cansada de que algunos traten de mantener sus privilegios mientras 5 millones de personas se levantan cada día sin un empleo.
Pero todo esto a UGT y CCOO les da igual y sus líderes son capaces de unirse a los trabajadores en las protestas sin que se les caiga la cara de vergüenza. Y hasta se extrañan de que los trabajadores les increpen por su comportamiento, como ocurrió el pasado 19 de julio durante las manifestaciones en Madrid.
Está claro que es necesario cambiar muchas cosas para que España vuelva a la senda del crecimiento económico. Lo que no entendemos es por qué estos cambios no llegan a los sindicatos de clase, organizaciones que se comportan como si estuviéramos en el siglo XIX y con privilegios de ese mismo siglo.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario