viernes, 15 de junio de 2012

Cursillos acelerados para «farderos» del hachís

La Guardia Civil acaba con una organización en Málaga e interviene armas y once toneladas de droga
La palabra «fardero» no figura en el diccionario, pero para quienes luchan contra el narcotráfico es tan común como una tableta de hachís. Son los individuos que se dedican a desembarcar y trasladar los fardos de droga desde la playa a tierra. La Guardia Civil acaba de desmantelar una organización en la localidad malagueña de Vélez-Málaga de narcos españoles, marroquíes y un francés, que daba cursillos acelerados a sus «farderos» para que siguieran un método.
Los agentes han detenido a 28 individuos (20 españoles, siete marroquíes y un francés) e intervenido casi once toneladas de hachís, una pistola, un revólver, dos carabinas, maquinaria, seis coches y 60 móviles.
La red traía una embarcación con droga a la costa malagueña y una vez concretada la operación desplegaba dos equipos de trabajo. El de los «aguadores» se encargaba de vigilar la playa y los puntos estratégicos para dar la voz de alarma si aparecía un coche o una persona sospechosa. El grupo de los «farderos» se ocultaba en una nave construida por los narcos a orillas de la playa. Ese local se comunicaba con casas colindantes levantadas por los narcos como refugio para el estupefaciente.
En la nave se impartía el cursillo para el desembarco de los fardos y el traslado. ¿Cómo lo hacían? Se colocaban en dos hilera, una orientada a poniente y otra a levante con el rostro cubierto por pasamontañas y de esa guisa los fardos de hachís pasaban de mano en mano, sincronizados y raudos.
Cuando la droga ya estaba en la nave, una parte era transportada en coches y el resto se camuflaba en el interior de ruedas de repuesto, traídas para la ocasión. Para que no faltara mercancía habían preparado un escondrijo en una falsa pared donde se guardaba una reserva de 200 kilos de hachís aproximadamente.
Desde la nave y a través de los pasadizos llegaban a las casas, donde se cambiaban de ropa y salían hechos unos pinceles a retomar una vida habitual. Si había peligro, se ocultaban en esas viviendas.
El juzgado de Instrucción número 1 de Vélez-Málaga ha enviado a prisión a ocho de los narcos y ha puesto en libertad al resto. 
ABC

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