Buscar el beneficio del reo es un principio del derecho penal, pero si hay un aspecto al que España presta una especial atención es a favorecer la reinserción social de los presos. Cometer un delito se castiga por ley, pero una vez se cumple con la pena impuesta los procesados regresan a la sociedad y continúan con su vida, un proceso que en ocasiones no resulta nada fácil para ellos.
Para fomentar este proceso de reinserción, existen muchas ayudas para estas personas, una de ellas, y quizás poco conocida, son las pulseras telemáticas, un sistema gracias al cual los presos en tercer grado pueden dormir en sus domicilios, junto a sus familiares.
Se trata de un mecanismo de control que se coloca en la muñeca o en el tobillo y del que disfrutan, en la actualidad, en Tenerife 38 presos en tercer grado, según datos de instituciones penitenciarias.
Pero no todos los condenados pueden disfrutar de esta control tan ventajoso. Este sistema sólo puede ser solicitado por presos que estén en tercer grado, es decir, condenados que salen del centro penitenciario para trabajar o acudir a cursos en los que se hayan apuntado porque ya han cumplido dos terceras partes de su condena y con la autorización de instituciones penitenciarias.
Estas personas sólo pueden permanecer fuera de las instalaciones el tiempo que permanezcan realizando esas actividades, o si se les concede algún permiso más, pero han de regresar a la cárcel a la hora que se establezca en cada caso y dormir ahí.
Gracias a las pulseras telemáticas, aquellos presos que, por sus condiciones laborales o familiares, lo soliciten pueden cumplir su "arresto" en sus domicilios.
"Para que se conceda este mecanismo, el preso debe presentar la solicitud a instituciones penitenciarias, que estudiará la viabilidad. En el caso de Tenerife, se suele otorgar a aquellos presos que su trabajo se encuentra en el Sur y que los traslados para acudir a desarrollar su actividad laboral y luego dormir en el centro le supone trastornos importantes. Las madres solteras o que no tienen quien les cuide a su hijo también suelen beneficiarse de este mecanismo de control, así como personas con situaciones familiares especiales", explica Francisco Laguna, director del Centro de Inserción Social Mercedes Pinto.
Y es que para la importancia que tiene para una persona poder cumplir lo que queda de condena en el ámbito familiar, bajo el techo de un hogar, es tal que casi todos los residentes de este centro penitenciario, que en la actualidad acoge a 237 presos en tercer grado, han solicitado la pulsera telemática, destaca Francisco Laguna, quien recalca que no se concede a todo el que la solicite, sino a determinados casos.
No exime de la pena
Este sistema no exime al condenado de sus obligaciones de presentar sus papeles laborales en regla (nóminas, vida familiar...), ni ofrece posibilidades de incumplimiento de condena.
"Aunque el preso esté en su casa, debe acudir al centro en el plazo que se le marca con todos sus papeles laborales en orden para comprobar que está acudiendo a su trabajo, e igual con los cursos a los que acuda", explica el director del centro.
En este sentido, el control telemático tampoco exime de la obligación de presencia física en un centro penitenciario, en este caso el domicilio, durante las horas acordadas en su programa de intervención. Y es que el objetivo de la pulsera es actuar como una especia de "localizador" que indica que se está cumpliendo con esta "pena".
El preso que está sometido a este control debe tener en el domicilio un receptor, con forma de teléfono "para causar los menos trastornos en el hogar", que recibirá una señal no audible de la pulsera cuando la persona entre o abandone el domicilio.
De esta forma, el Centro de Inserción Social Mercedes Pinto recibirá el aviso de que el condenado está cumpliendo con su "arresto".
"En el caso de que el preso llegue tarde, se recibirá una alerta que así lo indica, y los funcionarios se pondrán en contacto con él para saber que ocurre, aunque la mayoría de los casos los usuarios avisan ante cualquier incidencia", destaca Francisco Laguna, quien señala que esa alerta "también se recibe si se intenta manipular de alguna manera la pulsera, que una vez puesta en la muñeca o tobillo no se puede quitar, o si se sale en horario no permitido de la zona establecida".
Otra de las ventajas que ofrece este sistema, a la hora de que instituciones penitenciarias compruebe que el preso cumple con su actividad laboral, es que los funcionarios público tienen a su disposición una unidad móvil que es capaz de detectar si hay en el lugar, desde una distancia de hasta 100 metros, un sistema de control telemático.
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