jueves, 11 de octubre de 2012

Muertos


 










Ignacio Pozo.- Perdón por el titulo de estas letras, pero no he encontrado otro mas acorde con su contenido y es que  este invento del ex presidente Rodriguez  Zapatero de la ley de la “Memoria Histórica”,  va camino de convertirse en un espectáculo mas de los esperpentos montados por el anterior gobierno socialista en su afán de desviar la atención sobre la crisis económica que ya se estaba padeciendo y que hoy,.como consecuencia,  alcanza su cenit.
La última caricatura de esta Ley,  ha tenido como protagonista al Vicepresidente de la Junta Andalucía,  Diego Valderas que el pasado viernes en las tapias del cementerio de San José de Granada, con la toda la pomposidad oficial y mediática posible, se colocó una placa conmemorativa de las ejecuciones habidas allí en nuestra pasada Guerra Civil. El ayuntamiento de Granada tuvo la acertada idea  de que en representación de la Corporación asistiera un familar directo de uno de los ejecutados, en concreto el concejal Fernando Egea Fernández-Montesinos, descendiente del que fue alcalde de la Granada Manuel  Fernández-Montesinos, a su vez pariente de la acaudalada y renombrada familia Rodríguez-Acosta y  cuñado de el gran Federico García Lorca. Como escribo, un fatídico 20 de agosto del 1936,  fue ejecutado en esas tapias. Era el inicio de la cruenta guerra fratricida que este país sufrió, y que con la Constitución que nos dimos en 1.978,  con la que supuestamente se dieron por superadas y cerradas todas las heridas abiertas de la misma, también se  concreto que  no se podía estar continuamente destrozando una convivencia con batallas que a muchos ya les sonaba tan lejanas como la Batalla de las Termópilas.
Pues bien, los intolerantes de siempre comenzaron a increpar al concejal Egea por asistir a dicho acto al grito de “¡vete!”, “¿que haces aquí sin sentir la muerte de los allí caídos” y otros insultos e improperios de una parte de los  ignorantes intelectuales y manipuladores políticos que allí se encontraban y que hacen de la “Memoria Historia” una memoria sesgada, partidista y muy sectaria que la convierte en una  histérica memoria desprovista de cualquier valor ¿que opinaríamos si los descendientes de los moriscos solicitarán que se quitara los nombres de nuestras calles y plazas de, por ejemplo, los Reyes Católicos  con retirada de sus estatuas?. Pongamos cordura y seriedad. La historia con mayúsculas es la que es, nos guste o no,  y una ley o norma jamas la podrá modificar.
Mal camino llevamos si en vez de preocuparnos por los vivos nos ocupamos de los muertos en la actual situación que padece nuestro país. Muertos respetados y respetables, de uno y otro bando, y que la historia a puesto en su lugar. No es tiempo de reabrir heridas ya cicatrizadas, es tiempo de apostar por la unidad y esfuerzo de las generaciones posteriores a aquella guerra que con su ejemplo pusieron a este país en los primeros puestos del mundo occidental en bienestar social.
No puede haber memorias partidistas que solo pretendan desenterrar muertos con animo de proporcionarse, a ellos mismos, el consuelo necesario para odiar al prójimo, de esa forma convierten  la paz que nos hemos dado en preparación de  una guerra a la  que están a dispuestos  a librar de forma maliciosa, sin saber con que fin ni resultado.  Una guerra fratricida siempre va tener muertos de ambos lados;  en  paredones, cunetas o fosas, dejemos los muertos descansar en paz  y los vivos  pongamos a prensar en as consecuencias a las que llevaron ta salvaje guerra para no repetirla.

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