EN EL primer trimestre del año las familias españolas gastaron más de lo
que ingresaron, según el INE. Es la primera vez que ocurre desde que el
organismo realiza esta estadística y significa que a los españoles se
les acaba el combustible y empiezan a moverse con el depósito de reserva
que son sus ahorros. Habrá que esperar a ver si se consolida la
tendencia, pero el Instituto constata que entre enero y marzo, la renta
disponible de los hogares disminuyó un 1,3% respecto al mismo trimestre
del año anterior, en tanto que el gasto final creció un 2,1%.
La caída de la renta disponible se debe tanto al descenso de la remuneración del trabajo como de las rentas de propiedad -procedentes de las inversiones-. Esto provoca que, por primera vez desde el año 2000, la tasa de ahorro trimestral haya sido negativa. La desaceleración de la demanda interna es patente en la economía española y no hay más que ver la evolución de las ventas minoristas o la caída del mercado de automóvil para constatarlo, pero esto se podría deber también a que los españoles hubieran decidido no gastar para ahorrar.
El dato -si se confirma en trimestres posteriores repetimos- es grave porque indica que los españoles no gastan más sencillamente porque no pueden: si necesitan los ahorros para llegar a final de mes no pueden permitirse el lujo de embarcarse en nuevas inversiones si no tienen acceso al crédito. Algo, por otra parte, que no se ve posible a corto plazo.
Así lo corroboró la semana pasada a puerta cerrada en el Congreso el presidente de la patronal bancaria al afirmar que la economía necesita un proceso de desapalancamiento -reducción del exceso de financiación- que impedirá que el crédito a familias y empresas vuelva a fluir hasta 2015. Es difícil que la demanda interna crezca si el ahorro privado mengua y no hay posibilidad de endeudarse para consumir e invertir.
¿Puede romper el Gobierno este círculo vicioso? Lo primordial es acabar cuanto antes con el saneamiento bancario, porque cuando una entidad pasa por dificultades y se le aumentan las exigencias para capitalizarse es lógico que no pueda facilitar créditos. Después, el Gobierno tiene que esforzarse por crear las condiciones para dinamizar la economía y crear empleo. En este sentido, hay que mirar con cautela el dato de paro registrado de junio conocido ayer. Que haya 98.000 desempleados
La caída de la renta disponible se debe tanto al descenso de la remuneración del trabajo como de las rentas de propiedad -procedentes de las inversiones-. Esto provoca que, por primera vez desde el año 2000, la tasa de ahorro trimestral haya sido negativa. La desaceleración de la demanda interna es patente en la economía española y no hay más que ver la evolución de las ventas minoristas o la caída del mercado de automóvil para constatarlo, pero esto se podría deber también a que los españoles hubieran decidido no gastar para ahorrar.
El dato -si se confirma en trimestres posteriores repetimos- es grave porque indica que los españoles no gastan más sencillamente porque no pueden: si necesitan los ahorros para llegar a final de mes no pueden permitirse el lujo de embarcarse en nuevas inversiones si no tienen acceso al crédito. Algo, por otra parte, que no se ve posible a corto plazo.
Así lo corroboró la semana pasada a puerta cerrada en el Congreso el presidente de la patronal bancaria al afirmar que la economía necesita un proceso de desapalancamiento -reducción del exceso de financiación- que impedirá que el crédito a familias y empresas vuelva a fluir hasta 2015. Es difícil que la demanda interna crezca si el ahorro privado mengua y no hay posibilidad de endeudarse para consumir e invertir.
¿Puede romper el Gobierno este círculo vicioso? Lo primordial es acabar cuanto antes con el saneamiento bancario, porque cuando una entidad pasa por dificultades y se le aumentan las exigencias para capitalizarse es lógico que no pueda facilitar créditos. Después, el Gobierno tiene que esforzarse por crear las condiciones para dinamizar la economía y crear empleo. En este sentido, hay que mirar con cautela el dato de paro registrado de junio conocido ayer. Que haya 98.000 desempleados
menos es positivo, aunque se deba más a la caída de demandantes de
empleo que a la creación efectiva de puestos de trabajo. Por eso el
Gobierno apeló a la «prudencia» al valorar la cifra.
Para acelerar el cambio de tendencia es imprescindible que Rajoy culmine
el proceso de ajuste, que pasa sin remisión por una drástica reducción
de la Administración pública. Mario Monti anuncio ayer que rebajará un
10% el número de funcionarios y un 20% el de altos cargos. La medida no
puede desvincularse de las decisiones de la última cumbre de la UE en la
que se acordó proteger la deuda soberana española e italiana siempre
que estos países continúen con las reformas estructurales para contener
el déficit. En esta ocasión, Monti ha enseñado el camino a Rajoy.
epsimo y EL MUNDO
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