MENOS ASISTENTES que en las últimas convocatorias sindicales y una
respuesta similar a la de otros Primeros de Mayo. Mal resultado si
tenemos en cuenta los recortes en los servicios básicos, la agudización
de la crisis y el incensante aumento del desempleo. El Día del Trabajo
se ha convertido en un ritual con el único objetivo de obtener minutado
en los informativos. En la segunda convocatoria sindical en 48 horas, la
concentración de Madrid , por ejemplo, ni siquiera atrajo a los
liberados sindicales de la Comunidad. La presencia de Valeriano Gómez
fue la guinda de la jornada. Es cierto que el último ministro de Trabajo
socialista acude todos los años a esta conmemoración, pero que el
responsable de dejar 5,3 millones de parados al abandonar el Gobierno
proteste por haber llegado a los 5,6 millones no es demasiado coherente.
epsimo y EL MUNDO
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