Tres de ellos cumplen condena por delitos de sangre y un cuarto tomó
parte en el plan para derribar el avión de Aznar con un misil
El Gobierno envió un mensaje a ETA por la vía de los
hechos. Una respuesta que pasa directamente por la Región de Murcia. Más
de seis meses después de que la banda terrorista decretase su alto el
fuego definitivo, la política penitenciaria de la dispersión de los
presos no solo se mantiene intacta, sino que entre abril y mayo se han
intensificado los alejamientos de los reclusos más intransigentes y que
siguen fieles a las órdenes de la organización terrorista, de acuerdo a
los últimos datos carcelarios.
Solo en los últimos 60 días, ocho internos de ETA han
sido trasladados a centros penitenciarios más alejados del País Vasco y
Navarra en «movimientos estratégicos» para romper la disciplina de la
banda. Uno de ellos es la prisión de Campos del Río, Murcia II, que la
Secretaría General de Instituciones Penitenciarias que dirige Ángel
Yuste ha convertido en una de las cárceles más alejadas del País Vasco,
en una suerte de prisión donde recluir a los más montaraces.
El departamento que dirige Jorge Fernández no quiere que
haya dudas y dejó sentado que no habrá ningún cambio en la política
penitenciaria ni en la política antiterrorista mientras ETA no anuncie
su desaparición definitiva y entregue las armas. Además, Interior quiere
dar una imagen de firmeza al EPPK (el colectivo de presos políticos
vascos) para que tengan la certeza de que la única vía para que los
presos mejoren sus condiciones es que se acojan al denominado 'Plan
Integral de Reinserción', presentado el pasado 26 de abril y que recoge
que podrán cumplir condena en Euskadi si firman una ruptura «pública»
con la banda, aun si pedir perdón a sus víctimas. Si los terroristas
encarcelados no pasan por el plan integral de manera individual o no hay
disolución de la banda, las estadísticas, afirman en Interior, no
cambiarán. En este mes, de los 482 presos que siguen bajo el control del
EPPK, solo el 1,6%, ocho internos, cumplen condena en el País Vasco y
Navarra. Y en la mayoría de los casos por «motivos humanitarios».
Interior también lanzó un segundo mensaje, la 'vía
Nanclares' y las 'cárceles laboratorio' de Zuera, en Aragón, y
Villabona, en Asturias, en las que se concentraba a los presos que
comenzaban a coquetear con la disidencia quedan cegadas, sobre todo
porque no hay nuevas incorporaciones al proyecto que pusiera en marcha
Alfredo Pérez Rubalcaba. Ahora solo tiene validez el 'Plan Fernández' de
reinserción. De hecho, desde marzo ningún preso de ETA ha sido llevado a
estos centros. Es más, se están trasladando a internos etarras que
habían dado muestras de alinearse con las tesis de la disidencia, pero
que no terminaron de dar el paso definitivo.
Es el caso de uno de los ocho alejamientos más sonados de
los últimos dos meses, el de Urko Labeaga García, hasta ahora interno
en Villabona y que ha sido alejado a la cárcel de Murcia II. Labeaga,
detenido en mayo de 1998 tras estallarle en las manos un artefacto que
se disponía a colocar ante las oficinas de Telefónica en Getxo, se
rebeló en 2003 contra las directrices de la banda ante las protestas
carcelarias, pero el 'alto el fuego definitivo' de ETA frustró su
ruptura definitiva de la banda.
Cárcel castigo
Hasta Murcia II han sido llevados desde Badajoz Iñaki
Zugadi García y Josune Onaindia Susaeta. A los dos se les ha aplicado la
'doctrina Parot' en las últimas semanas. Ambos están condenados a más
de 60 años de cárcel por el asesinato de dos agentes de la Guardia Civil
en Vizcaya.
Desde Jaén a Murcia también ha sido alejado Pedro María
Olano Zabala, uno de los más irredentos. Condenado por amenazar de
muerte a la alcaldesa de Lizarza, Regina Otaola, luego fue detenido por
colaborar en el transporte de explosivos de ETA y participar en los
planes de atacar con un lanzamisiles el avión de José María Aznar.
Interior también ha llevado a la cárcel murciana a Jon
Zubiaurre Agirre, hasta ahora preso en Badajoz. Este preso, al que
instituciones penitenciarias sitúa en el epicentro de la estrategia
penitenciaria de ETA, está condenado a casi un centenar de años por el
asesinato del ertzaina Iñaki Totorika.
Ane Lizarralde Palacios, exportavoz de Jarrai y una de
las encabeza el sector más duro del 'frente de makos', por su parte, ha
sido alejada un centenar de kilómetros, desde Jaén a Granada, mientras
que Mikel Jiménez Martín, un condenado por 'kale borroka', ha sido
traslado de Aranjuez a Jaén.
Instituciones Penitenciarias, incluso, está alejando a
reclusos que ya estaban en el País Vasco, como es el caso de Ekaitz
Samaniego , que hasta hace unos días estaba en la cárcel de Álava y ha
sido conducido hasta la salmantina de Topas. Samaniego, miembro de Segi
con una orden de búsqueda y captura, fue detenido el pasado enero cuando
participaba en una manifestación contra la sentencia que le condenó.
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