EL MINISTRO de Hacienda salió ayer al ataque en el Congreso para
defender las cuentas del Estado. «Ustedes sí que sabían que el déficit
[de 2011] estaba por encima del 8%», reprochó a los socialistas. Y para
apoyar su afirmación reveló que un informe de la Intervención General
del Estado incluía esa información antes de que se hiciera el traspaso
de poderes entre Zapatero y Rajoy. El dato es fundamental y muestra, al
margen del propio engaño, la hipocresía del PSOE, que ayer criticó la
«crueldad» de unos Presupuestos que son una consecuencia directa de su
política manirrota. Montoro vio claro que ese era el talón de Aquiles de
Rubalcaba. Le recordó que fue precisamente él quien acuñó en su día la
frase de que España necesitaba «un Gobierno que no mienta» denunciando
así que, como vicepresidente, hizo lo contrario de lo que predicó. El
debate demostró, de nuevo, que por dramática que sea la situación, PP y
PSOE siguen hoy demasiado alejados como para tratar de alcanzar grandes
acuerdos. Rubalcaba recurrió al tremendismo para pronosticar una
«quiebra social» en España como resultado de las medidas económicas del
Gobierno y llegó a acusar de «xenofobia» al Ejecutivo por limitar la
cobertura sanitaria a los inmigrantes irregulares. El debate fue duro y
poco tranquilizador en un momento que requiere dosis de responsabilidad.
A falta de consenso, Montoro insistió en el único mensaje que puede
relajar a los mercados: el Gobierno no se apartará un milímetro de su
hoja de ruta, que incluye disciplina en el gasto y recortes drásticos.
epsimo y EL MUNDO
No hay comentarios:
Publicar un comentario