Un estudio de las aguas subterráneas destapa un mapa por clases sociales del consumo de drogas en Barcelona
El
primer estudio mundial sobre la presencia de restos de drogas en
acuíferos urbanos, realizado en Barcelona, dibuja un mapa real sobre el
consumo de estas sustancias en las diferentes zonas de la ciudad,
asociando, por ejemplo, determinados estupefacientes como la cocaína a
los distritos de ocio en los que se mueven personas con mayor poder
adquisitivo, y el éxtasis a otros barrios frecuentados por jóvenes con
menos recursos.
Las zonas que han sido analizadas pertenecen al área metropolitana de Barcelona y representan a diferentes estratos socioeconómicos. Así, según el informe, presentado hoy en la Ciudad Condal, los niveles más altos de droga se han hallado en el tramo central de la calle Mallorca, en pleno Ensanche,
(clase media-alta) donde se ha encontrado cocaína, sin embargo, en la
zona del delta del río Besòs (clase media-baja) se han detectado altos
niveles de metadona.
Por
otro lado, en el entorno de la Avenida Paralelo (clase trabajadora y
zona de ocio de jóvenes con menos recursos), la sustancia hallada en
mayores concentraciones ha sido el éxtasis. El análisis, realizado por
el Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA), del Instituto de
Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) y del
Departamento de Ingeniería Geotécnica y Geociencias de la UPC, ha
desvelado, en general, que las concentraciones de droga son
«extremadamente bajas y sin ningún riesgo para la salud pública».
A la alcantarilla
En
las aguas subterráneas -que se destinan al riego y la limpieza de las
calles-, se ha detectado éxtasis (o MDMA), EDDP (metabolito de
metadona), cocaína y diazepam (tranquilizante). Sin embargo, no se han
hallado drogas como las anfetaminas, los cannabinoides y los lisérgicos
(LSD y alucinógenos genéricos).
A
juicio del científico Damià Barceló, del ICRA, el estudio «muestra la
capacidad autodepuradora del terreno sobre las aguas subterráneas ante
muchos compuestos», aunque se ha observado que a las aguas residuales
llegaron grandes cantidades de droga que fueron «vertidas» a la
alcantarilla, por ello se explican los niveles de concentración de
«drogas de abuso» en dichas aguas.
La investigación, para la se analizaron muestras en los meses de mayo y diciembre de 2010, ha sido publicada en la revista «Science of The Total Environment».
ABC
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