martes, 24 de abril de 2012

Bretón se jactó de su juerga con una prostituta en plena búsqueda de sus hijos

 Un testigo lo sitúa en la finca familiar la mañana de la desaparición; él negó haber estado allí
Los policías que acompañaban a José Bretón, el padre de los niños desaparecidos en Córdoba, la noche en que le detuvieron no daban crédito. Mientras los perros husmeaban cada palmo de la finca familiar de «Las Quemadas» y el georradar peinaba el terreno, él se mostraba relajado y lenguaraz. Fueron muchas horas y hubo tiempo para confidencias. En una de ellas, Bretón se jactó de sus hazañas sexuales con una prostituta, cuyos servicios había contratado días antes de la desaparición de Ruth y José. Les contó que se había pasado por el «PK2», un club de alterne situado en la calle Gabriel Ramos Bejarno, también en el polígono de «Las Quemadas», según ha podido saber ABC.
El amantísimo padre no ahorró detalles sobre la chica rumana con la que había pasado el rato, en qué había consistido el servicio y cuánto le había costado. Eso sí, resaltó que ya se había separado de Ruth Ortiz —la madre de los niños— cuando acudió al local. Los agentes escuchaban sorprendidos por la frialdad del detenido. «Él estaba seguro de que no íbamos a encontrar a las criaturas. La búsqueda no le afectaba en absoluto», señalan fuentes del caso.

«Voy a poner sevillanas»

El relato pormenorizado del escarceo sexual fue el detalle más llamativo de esa noche, pero no el único. Bretón estaba muy preocupado porque no quería perderse el partido de fútbol que retransmitían y ofreció a los agentes cena en su finca —«no se preocupen tengo muchas latas»—.
Aún tuvo otra salida que descolocó a los investigadores. En un momento de la noche se metió en la casa de la finca y les dijo que iba a buscar una radio porque estaba aburrido. «Voy a por un disco de sevillanas que me gusta mucho», les soltó. Finalmente, no lo puso. «Esa música me trae malos recuerdos», les dijo ante la desesperación y la rabia contenida de los funcionarios, cuyo único objetivo era encontrar a los niños.
La próxima semana volverá a declarar ante el juez instructor, José Antonio Rodríguez Lainz, que decretó el levantamiento total del secreto de las actuaciones el pasado viernes. El juez interrogará de nuevo al padre de los niños sobre todas las contradicciones halladas durante el más de medio año de compleja y exhaustiva investigación.
En el sumario figura un testigo, que sitúa a José Bretón a las 11.15 de la mañana del sábado 8 de octubre, el día en que desaparecieron los pequeños, junto a la finca. A esa hora, él asegura -y su familia lo ha ratificado- que estaba en casa de su hermana Catalina con sus propios hijos y con sus sobrinos, a los que cuidaba mientras su hermana y su cuñado hacían unas compras. El testigo ha detallado la ropa que llevaba el padre de los pequeños y explica que vio perfectamente el inseparable bolso del que Bretón no se desprende.
Diez minutos antes, una cámara de seguridad, la del centro de menores, grabó un coche idéntico al de su hermana: un Kia Picanto gris metalizado estacionando 20 metros antes de la entrada de la finca familiar, a la izquierda. Se da la circunstancia de que los investigadores han comprobado que solo hay seis coches idénticos en Córdoba. Un hombre, vestido como Bretón, camisa blanca y pantalón oscuro, se bajó del turismo y regresó a los 10 minutos. La cámara registra asimismo a otra persona, pero dada la distancia y la posición no se puede determinar si esa segunda persona también descendió del coche o estaba en el lugar o incluso bajó de otro turismo y casualmente coincidió al cruzar la calle. El imputado asegura que no estuvo esa mañana en «Las Quemadas». 
 ABC

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