Vehículos cubiertos de acero y que pueden soportar impactos de proyectiles del calibre 50 o de metralla son utilizados por los carteles mexicanos para transportar su mercancía
La
Policía mexicana que día a día lucha contra los cárteles de la droga no
sale de su asombro. Los narcotraficantes derrochan cada vez más y más
imaginación a fin de lograr que sus alijos de droga y sus contrabandos
de armas lleguen sin dificultades a su destino, al norte de México y
Estados Unidos. Primero fueron los aviones ligeros y silenciosos que
sustituían a aquellos cuyo excesivo ruido alertaba a las autoridades;
luego proliferaron pequeños submarinos para sustituir a los
excesivamente visibles barcos. Ahora, el turno le ha llegado a los
llamados «monstruos», también conocidos como «camiones rinocerontes» o «narco tanques».
Se
trata de vehículos blindados construidos sobre bases de camiones con
tres ejes, con cubiertas de acero con un grosor de una pulgada para así
hacer frente a impactos de proyectiles del calibre 50 e incluso
granadas. Los
vehículos están equipados con material aislante y pueden dar cabida en
su interior a una dotación de entre doce o veinte hombres armados.
Disponen de torretas giratorias para francotiradores y en su frente
llevan dispositivos de acero capaces de arrasar paredes o arrollar otros
vehículos. Su aspecto exterior recuerda a los camiones
futuristas-postapocalípticos de la película «Mad Max», que en 1979
dirigió George Miller, con Mel gibson de protagonista.
Batalla entre carteles
El
primer vehículo de este tipo, que ahora ha alcanzado un mayor grado de
sofisticación, se detectó en abril del pasado año en Tamaulipas,
donde tuvo lugar una auténtica batalla entre los carteles del Golfo y de
Los Zetas. Dos meses después, los «narco tanques» se localizaron en un
taller metalúrgico de Camargo. En aquella ocasión, un experto en
políticas relacionadas con la droga no vaciló a la hora de comparar
estos vehículos con el «Monitor» y el «Merrimack», dos buques de guerra
norteamericanos que lucharon en la guerra de Secesión.
Estos
expertos señalan que estas maquinarias tienen el inconveniente: son
difíciles de maniobrar, y destacan que están diseñadas para asustar a
sus rivales.
Ahora,
los últimos vehículos blindados artesanalmente han sido decomisados
por el ejército en la Octava Zona Militar en Reynosa (México), con
capacidad para doce tiradores.
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