domingo, 11 de septiembre de 2011

Que le contesten nuestros políticos.

Mi hermano y el impuesto sobre el patrimonio

El jueves almorcé con mi hermano. Aunque hemos hablado, no nos hemos visto este verano. Ambos, como tantos, hemos estado muy preocupados con la situación económica. Y él, además, con las expectativas de su hijo mayor, que acaba de empezar su formación universitaria. La situación de nuestros jóvenes es dramática, sufren una tasa de desempleo desoladora.

Mi hermano es ingeniero y profesor en la Universidad Politécnica. El jueves me contó sus planes. Es consciente de que nuestros jóvenes precisan formación y él ya se preocupa de pensar en el futuro, cuando su hijo finalice, en cuatro o cinco años, la carrera universitaria que inicia ahora. Sabe que deberá cursar estudios de posgrado, probablemente fuera de España, y le preocupa no contar con recursos para financiarlos. Por eso ha diseñado un plan.

Me contó que, ahora que falta poco para que termine de pagar el piso en el que viven, va a poner en marcha un ambicioso plan de ahorro para poder hacer frente a los estudios de posgrado de su hijo. Van a suprimir las vacaciones de verano, usar lo imprescindible el coche y recortar otros gastos para ahorrar 4.000 euros al año. Su objetivo es acumular un ahorro de 20.000 euros que, junto con los intereses acumulados, le proporcione una base con la que afrontar los retos del futuro.

Me dijo que, puesto que la rentabilidad de la deuda española ha aumentado tanto como consecuencia de las turbulencias de los mercados, se siente muy solidario con la situación de España y piensa que es muy adecuado y patriótico invertir su ahorro en deuda española. Con enorme preocupación, le contesté que esa decisión no le va a permitir reunir los 20.000 euros que precisa para los gastos asociados al máster de su hijo. No lo entendió y tuve que explicárselo de la mejor forma que pude. Le dije: «Considera que los 4.000 euros que vas a ahorrar este año, si los colocas en bonos del tesoro a 10 años, puedes obtener una rentabilidad que hoy es del 5%. Pero no olvides que los rendimientos del capital tienen una fiscalidad, en el caso de los bonos del 21%, por lo que la rentabilidad neta es el 3,9%. Ahora debes restar el impuesto de la inflación, supongamos que el 2%, por lo que en 2012 habrás obtenido una rentabilidad real del 1,9%. Ello implica que tu ahorro de hoy habrá aumentado un 1,9% mañana, pero para compararlo con el dinero de hoy debes descontarlo a una tasa -la tasa de descuento real del futuro- del 4%. Ello significa que la cantidad obtenida el próximo año será equivalente a 3.937 euros de hoy».

«El problema se agrava si lo hacemos a cinco años. En ese caso, los 4.000 euros de ahorro serán equivalentes a 3.696 euros de hoy, un 7,6% menos. Tu decisión de ahorrar hoy 4.000 euros implica, en el mejor de los casos, que pagas en valor actual un 7,6% de la cantidad ahorrada hoy, siempre y cuando la consumas, o inviertas en educación, en cinco años. Si no lo hicieras y esperaras 10 años para gastarla, el valor actual hoy sería 3.415 euros, un 14,6% menos que lo que ahorras hoy».

Mi hermano se quedó atónito pero, como es profesor de Matemáticas, pudimos replicar los cálculos y lo entendió, salvo la tasa de descuento real aunque, como es ingeniero, está acostumbrado a utilizarla siempre en cualquier proyecto. Para concluir: «Ya ves que el ahorro del primer año se reduce extraordinariamente, y lo mismo ocurre con los ahorros futuros, por lo que tu plan no proporciona ni mucho menos la cantidad necesaria. Pero esto no es lo peor, podría ser que, cuando vas a deshacer tu inversión en deuda española, dentro de cinco años, el precio de los bonos hubiera caído, por lo que tendrías que asumir una pérdida adicional del tanto por ciento correspondiente, que no hemos considerado».

Mi hermano estaba helado y me interrogaba con la mirada. Le dije que la fiscalidad penalizaba extraordinariamente el ahorro y que, aunque algunos lo llevamos diciendo muchos años, casi no hay un debate público auténtico sobre este relevante tema. Y que, si acaso, sólo podría empeorar. Que recuerde que existe la propuesta de recuperar el Impuesto sobre el Patrimonio. Que, aunque hubiera un mínimo exento, las personas como él, que ha comprado su piso hace poco tiempo, probablemente estarán incluidas. Le tuve que explicar que ese impuesto que había en España valoraba los bienes inmuebles por el mayor de los siguientes tres valores: el catastral, el de adquisición o el comprobado por la Administración. Como, en su caso, el valor de adquisición es mucho mayor que el catastral, probablemente superaría el mínimo exento, lo que probablemente no ocurre con quienes lo adquirieron en la década de los 70 o los 80, que utilizan como valor el catastral.

Le expliqué que si consideramos un tipo del 1%, sobre el stock, los 4.000 euros de ahorro se reducirían a 3.859 en un año, a 3.480 en cinco y a 3.058 en 10 años. Le expliqué que un 1% sobre el stock equivale a casi triplicar -en el caso de la deuda- los impuestos sobre el flujo (la rentabilidad), como si pasaran del 21 al 58,5%. Perplejo, me dijo que así se penalizaría aún más y terriblemente la deuda española. Que las familias deben ahorrar en tiempos revueltos. Y me preguntó las razones por las que un impuesto tan injusto y que fue suprimido recientemente puede estar de nuevo en el centro del debate. No supe qué decir. Que le contesten nuestros políticos.

EL MUNDO_________________________

Zapatero cede ante Rubalcaba y ultima recuperar el Impuesto del Patrimonio
El presidente, a punto de reponer el impuesto que él mismo eliminó con un tipo de entre el 1 y el 2%.
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