viernes, 9 de septiembre de 2011

Barcelona. Drogas en la cárcel

Justícia afirma que no tiene mecanismos para impedir la entrada de estupefacientes

Seis meses. Ese es todo el tiempo que Fran (nombre ficticio para proteger al entrevistado) ha pasado fuera de la cárcel en los últimos 15 años. Su vida ha transcurrido entre las rejas de hasta tres prisiones y otros tantos programas de desintoxicación.

Fran, de 32 años, conocía de "haberlo visto por el patio" a Santiago Sánchez Pachón, recluso que cumplía 25 años en la cárcel de Lledoners por el crimen de la Patum de Berga y que falleció a principios de este mes por una sobredosis, según apuntan algunos medios, aunque aún no ha habido confirmación oficial.

Sánchez Pachón estaba en un módulo especial de la prisión desintoxicándose. "Cuando estás en tratamiento las sobredosis son más probables. Dejas de consumir y luego te metes la misma cantidad y el cuerpo no lo asimila", explica Fran.

Desde el Departament de Justícia no se niega la evidencia: en las cárceles hay drogas y es imposible impedir su entrada. "Tenemos un modelo de prisión abierta, que da buenos resultados pero tiene estos inconvenientes. La entrada de drogas en los centros penitenciarios no deja de ser un reflejo de la sociedad", argumentan fuentes de la Conselleria.

Las drogas entran en las cárceles por tres vías, según relata Fran: por familiares en los bis a bis, por los permisos de reclusos y por los propios funcionarios. "Si tienes dinero o amigos, te espabilas para conseguir lo que necesites", afirma.

Desde UGT, el sindicato mayoritario del sector, se afirma que parte del problema reside en la falta de personal. "Es imposible que dos funcionarios vigilen un patio con 200 reclusos", asegura el responsable de prisiones de este sindicato, Xavier Martínez.

"En la cárcel es más difícil desintoxicarse porque siempre tienes a alguien ahí consumiendo", dice Fran. Sin embargo, él lo está consiguiendo. "Tuve varias recaídas pero ahora llevo tiempo totalmente limpio".

"NO ACEPTABA MI PROBLEMA"

Fran consumía cocaína desde los 12 años. "Para costeármela acabé atracando joyerías", recuerda. Con 18 años ingresó en prisión y el remedio fue peor que la enfermedad. "Ahí me enganché ala heroína. Era incapaz de ver que lo que hacía para conseguir drogas estaba mal. No aceptaba mi problema", recuerda. Tras varios programas de desintoxicación fallidos, Fran se encuentra ahora cumpliendo la parte final de su condena en una comunidad terapéutica de Proyecto Hombre, una ONG que ayuda a los toxicómanos a abandonar las drogas. "Hasta ahora siempre había participado en programas parecidos, pero de cara a la galería para sacar algún beneficio. Ahora me lo tomo en serio. No me pudo permitir pasar otros 15 años en la cárcel".

ADN.es_______________________

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