La tasa de población penitenciaria es de las más altas de Europa, a pesar de que la criminalidad está casi 30 puntos por debajo de la mediaLa población penitenciaria española ha dejado de crecer el pasado año por primera vez en la última década, pero las cárceles siguen abarrotadas. La tasa media de hacinamiento supera el 170%, aunque en 19 de los 92 centros existentes a nivel nacional está por encima del 200%. Formalmente, el Estado no renuncia a la función rehabilitadora de las prisiones, pero, en la práctica, con estas condiciones, da la batalla por perdida.
El plan de infraestructuras (cuya aplicación concluye el 2012) tenía como objetivo prioritario lograr una tasa de un interno por celda, nivel que además fija la ley penitenciaria. Y a pesar de una realidad de hacinamiento, los nuevos habitáculos, que entrarán en servicio en el 2011 y en el 2012, serán más amplios (pasarán de 11 a 14 metros cuadrados) «para que puedan mejorar su confortabilidad», según señaló la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, en su última comparecencia en el Senado.
Esta realidad de masificación, sin embargo, no es nueva. La población penitenciaria se ha multiplicado por cuatro en las últimas tres décadas, mientras que la del país solo se ha incrementando en un 22%. El mayor aumento se registró en las dos últimas décadas (un 133%). Es más, el gran salto se produjo en los nueve últimos años, en los que la población reclusa pasó de 45.309 a más de 76.000 personas.
En esta progresión imparable el colapso llegó en el año 2008, al registrarse un promedio de casi 18 nuevos ingresos diarios, el doble que el año 2010.
Para afrontar este panorama, el Consejo de Ministros aprobó en el 2005 una ampliación del Plan de Amortización y Creación de Centros Penitenciarios, vigente desde 1991 y que preveía una inversión suplementaria de 1.650 millones hasta el 2012, que se sumaban a los 2.400 previstos. Con estas inversiones, en los seis últimos años se han puesto en servicio 7.600 nuevas celdas en seis centros -cuatro de nueva planta y dos reformados-, se han abierto 24 nuevos centros de reinserción social (CIS) y dos unidades de madres.
A pesar de este incremento de plazas, España tiene las prisiones más hacinadas de Europa: cada 100 celdas albergan unos 170 reclusos, una tasa solo superada en el Viejo Continente por Chipre y Serbia. En las dos mayores prisiones gallegas, A Lama y Teixeiro, la tasa está en el 162 y el 140%, respectivamente, según fuentes sindicales.
Según Acaip, el sindicato mayoritario de prisiones, «cuestiones como la separación científica, tratamiento individualizado y reinserción, que contempla la Ley Orgánica General Penitenciaria, resultan inviables porque faltan los recursos humanos y las infraestructuras necesarias para llevar a cabo una eficaz tarea en la gestión de las penas».
El plan de infraestructuras (cuya aplicación concluye el 2012) tenía como objetivo prioritario lograr una tasa de un interno por celda, nivel que además fija la ley penitenciaria. Y a pesar de una realidad de hacinamiento, los nuevos habitáculos, que entrarán en servicio en el 2011 y en el 2012, serán más amplios (pasarán de 11 a 14 metros cuadrados) «para que puedan mejorar su confortabilidad», según señaló la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, en su última comparecencia en el Senado.
Esta realidad de masificación, sin embargo, no es nueva. La población penitenciaria se ha multiplicado por cuatro en las últimas tres décadas, mientras que la del país solo se ha incrementando en un 22%. El mayor aumento se registró en las dos últimas décadas (un 133%). Es más, el gran salto se produjo en los nueve últimos años, en los que la población reclusa pasó de 45.309 a más de 76.000 personas.
En esta progresión imparable el colapso llegó en el año 2008, al registrarse un promedio de casi 18 nuevos ingresos diarios, el doble que el año 2010.
Para afrontar este panorama, el Consejo de Ministros aprobó en el 2005 una ampliación del Plan de Amortización y Creación de Centros Penitenciarios, vigente desde 1991 y que preveía una inversión suplementaria de 1.650 millones hasta el 2012, que se sumaban a los 2.400 previstos. Con estas inversiones, en los seis últimos años se han puesto en servicio 7.600 nuevas celdas en seis centros -cuatro de nueva planta y dos reformados-, se han abierto 24 nuevos centros de reinserción social (CIS) y dos unidades de madres.
A pesar de este incremento de plazas, España tiene las prisiones más hacinadas de Europa: cada 100 celdas albergan unos 170 reclusos, una tasa solo superada en el Viejo Continente por Chipre y Serbia. En las dos mayores prisiones gallegas, A Lama y Teixeiro, la tasa está en el 162 y el 140%, respectivamente, según fuentes sindicales.
Según Acaip, el sindicato mayoritario de prisiones, «cuestiones como la separación científica, tratamiento individualizado y reinserción, que contempla la Ley Orgánica General Penitenciaria, resultan inviables porque faltan los recursos humanos y las infraestructuras necesarias para llevar a cabo una eficaz tarea en la gestión de las penas».
LA VOZ DE GALICIA S.A.________________________
Los frutos del Código Penal del 95
(PARTE DE GUERRA)
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La Asociación Etxerat da a conocer los graves sucesos de las ...--------------------------------
(PARTE DE GUERRA)
Controles policiales totalmente específicos camino de las prisiones, cacheos en los que se nos trata como a delincuentes, siendo castigados con sanciones que nos impiden visitar a nuestros allegados y allegadas, insultos o accidentes. ...
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El Gobierno "estima" que el actual número de funcionario de ...
Pardo se ha interesado además sobre la previsión del Ministerio del Interior de construir en Asturias un nuevo Centro de Inserción Social en Asturias (CIS), vinculado a Instituciones Penitenciarias y, en su caso, cuándo y en qué municipio de la región ... _________________________
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