lunes, 25 de octubre de 2010

Prisión puede ser lugar "privilegiado" para tratar drogas y patología mental

(EFE).- Las prisiones pueden ser un "lugar privilegiado" para poner en marcha programas que aborden las patologías mentales y las adicciones a las drogas de los internos, ambas muy relacionadas y en las que deben trabajar de forma conjunta todos los profesionales de las cárceles para que sean efectivas.

El psiquiatra Miguel Marset, de la Universidad de Ginebra (Suiza), es experto en la patología dual entendida como la ciencia que se ocupa de la salud mental de los drogodependientes y que no atañe en exclusiva a psiquiatras sino también a psicólogos, enfermeros, educadores sociales y funcionarios de prisiones.

Miguel Marset ha participado en el encuentro anual que llevan a cabo técnicos de las seis prisiones ubicadas en Castilla-La Mancha y de la Consejería de Salud y Bienestar Social y que se desarrolla hoy y mañana en Toledo con la asistencia de un centenar de personas.

En una entrevista con Efe, Marset ha hablado de la importancia de los problemas mentales en los drogodependientes y ha señalado que la estancia en prisiones supone "un punto de inflexión" en la vida de los internos, un momento que puede ser "privilegiado" para pensar y organizar un cambio en sus vidas.

"Las prisiones marcan en muchos reclusos un punto de inflexión en sus vidas, que para unos significa una continuidad y para otros un momento de reflexión, privilegiado si queremos, para pensar y organizar un cambio", ha apuntado Marset.

Desde este prisma, las prisiones y todos los profesionales que trabajan o están vinculados a ellas deben estar preparados para hacer un trabajo "interdisciplinar" e integrador de estos internos con problemas mentales y de drogodependencia y que, en un futuro, se reinsertarán en la sociedad.

No obstante, las instituciones penitenciarias se siguen percibiendo "como un enigma" dentro de la sociedad y van por detrás en programas novedosos que podrían aplicar.

Marset ha explicado que hay experiencias "muy interesantes" que están "funcionando" en Suiza y que requieren una intervención interdisciplinar de todos los profesionales teniendo en cuenta el problema de cada interno, su adicción y su enfermedad mental.

El psiquiatra también se ha referido a los programas de mantenimiento de opiáceos y ha propuesto diversificar las terapias que se aplican.

"Nos hemos quedado un poco estancados en la metadona y hay otras sustancias que se pueden utilizar conjuntamente, o como alternativa, en determinados pacientes", ha indicado.

El consumo de cocaína añade una complejidad mayor a estos tratamientos por los "efectos devastadores" que produce en el cerebro.

Con todo, Marset ha insistido en que la prisión puede ser un lugar idóneo "para abordar de manera individual este problema, incidir en porqué se consume cocaína y en cuáles pueden ser las alternativas a su consumo no solamente en prisión, sino mirando a la sociedad porque ese recluso saldrá".

Castilla-La Mancha cuenta con 1.800 reclusos en seis cárceles, dos en Ocaña (Toledo), una en Herrera de la Mancha (Ciudad Real), otra en Albacete y dos de menor tamaño en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) y Cuenca.

EFE lsy__________________________

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