domingo, 3 de octubre de 2010

LOS MARQUESES, ZARES, CHORIZOS Y OTRAS CAMADAS SINDICALES

MUY INTERESANTE EL PROGRAMA DE ANOCHE SOBRE LA FINANCIÓN DE LOS SINDICATOS GUBERNAMENTALES EMITIDO POR INTERECONOMÍA:

PARTE 1: Ver Descargar

PARTE 2: Ver Descargar

Zapatero embustero


Zapatero embustero








En cuestión de semanas a Comisiones y UGT se les ha visto demasiado el plumero. Primero al convocar una huelga general con mando a distancia; luego, al camuflar el objeto y destinatario de su protesta; después, al promoverla con unos vídeos garbanceros a la altura de sus modales; por fin, al intentar imponerla por las malas cual hampones de baja estofa y, como posdata, al mentir grotescamente, sin empacho alguno, sobre su nivel de seguimiento. El evento de los 17.000 liberados disfrutando de su asueto al mediodía de una jornada laborable, la escena del empresario rijoso diciéndole a la contratada eventual «si tuvieras alas, serías una compresa» o los mítines del propio 29-S con Méndez y Toxo al borde de la apoplejía, gritando como posesos que nadie podrá arrebatarles su «victoria» -así les hablaba Girón de Velasco a los ex combatientes en el ocaso del Régimen- se han convertido de repente en parte de nuestra cultura pop, de forma que, apenas sí han dejado de dar miedo, ya empiezan a dar risa.

Zapatero embustero

A Comisiones y UGT sólo les queda volver a su cabaña del Tío Tom en la plantación de La Moncloa a cumplir con su papel como comparsas del diálogo social, viviendo, mientras dure, de la sopa boba de las subvenciones a costa del erario. Su debilidad va a facilitarle las cosas a Zapatero de cara a sus dos próximas reformas: la de las pensiones y la de las políticas activas de empleo. La primera debe implicar el aumento tanto de la edad de jubilación -sería un grave error renunciar a ello, atención a lo que dice hoy aquí Strauss-Kahn-, como del periodo de cálculo de la prestación; la segunda, una revisión a fondo del tinglado de los cursos de formación que se reparten patronal y sindicatos, y una mayor exigencia de requisitos para cobrar el subsidio. Es insostenible gastarse cerca de 40.000 millones al año -un 4% del PIB, se dice pronto- en el desempleo y no lograr reducirlo significativamente.

Tras haber tenido que elaborar unos presupuestos de zafarrancho de combate, Zapatero es consciente de que, atrofiado el consumo, bloqueada la obra pública, su única baza para reanimar la economía a corto plazo es la inversión extranjera. De ahí el sentido de su reciente viaje a Nueva York con encuentros tan importantes como su mano a mano con el presidente de Honeywell -grupo líder de la tecnología punta- David Cote, o el famoso desayuno con los grandes tiburones de la Bolsa, una de cuyas secuelas es una breve carta que el presidente lee y relee como si fuera una declaración de amor de Julia Roberts. Está firmada por John Paulson -uno de los cinco financieros a los que un congresista dijo aquello de «ustedes son más ricos que Dios»- y reza así: «Prime Minister Zapatero came across as a brilliant leader. I was very impressed with the speed and decisiveness of the reform measures to reduce the deficit, stabilize the debt, consolidate the banking sector and support growth. Spain has become a shining example for progressive economic policy».

Al presidente le gusta más contemplarla en versión original, pero también la tiene traducida: «El primer ministro Zapatero dio la impresión de ser un líder brillante. Me quedé muy impresionado con la rapidez y la determinación de las medidas de las reformas para reducir el déficit, estabilizar la deuda, consolidar el sector bancario y apoyar el crecimiento. España se ha convertido en un reluciente ejemplo de una política económica progresista». Sí, han leído bien: la medalla al mérito progresista se la han retirado a Zapatero en Rodiezmo, pero se la han devuelto en Wall Street, que es donde en realidad se cocina nuestro futuro.

Es verdad que el señor Paulson ha alcanzado fama universal por el dineral que ganó con operaciones bajistas vinculadas al derrumbe de las hipotecas y que la cadena ABC hizo una elocuente descripción de sus chanchullos con Goldman Sachs, recogida no hace mucho en el blog de nuestro corresponsal Pablo Pardo: «Es como si un concesionario de coches (Goldman) permite a un mecánico (Paulson) manipular los frenos de los automóviles que vende y luego el mecánico suscribe seguros de esos coches. Lo más probable es que los coches se estrellen y que él se forre». Pero si no les ponemos pegas a los chinos como inversores, menos aún se las vamos a poner a Paulson o Soros.

La rebaja de la calificación de Moody's ha supuesto una contrariedad, pero, como se dice en el argot, ya estaba descontada y en el lado bueno de la balanza hay que poner un importante logro, conseguido estos días casi a la chita callando. Me refiero al preacuerdo de los llamados sherpas para que España se convierta en miembro de facto del G-20, mediante el estatus de invitado permanente único.

Este asunto tuvo hace dos años al flemático Zapatero al borde de un ataque de nervios cuando Bush tensó la cuerda del suspense hasta el último minuto. Si hubiera sido por él, nos habríamos quedado fuera del proceso que está institucionalizando el auténtico gobierno económico del mundo y Sarkozy nos lanzó un salvavidas que el presidente español no podía olvidar, por ejemplo, a la hora de definirse en la reciente crisis de las expulsiones de gitanos.

Durante estos dos años la pugna por obtener una silla fija en ese club ha sido la prioridad número uno de la diplomacia silenciosa que se urde desde La Moncloa en paralelo a la política exterior oficial. Ha sido una partida estratégica en un tablero global que culminará con éxito en la cumbre de Corea de noviembre si Holanda y otros damnificados no logran dinamitar in extremis lo pactado por los sherpas.

¿Con qué tarjeta de visita pretende presentarse Zapatero en ese foro? Con la de un gobernante dispuesto a tomar decisiones impopulares e incluso dañinas para su propio partido con tal de estabilizar la economía. En ese sentido, lo ocurrido el miércoles le dará un elemento de credibilidad inestimable. Por algo le dijo Botín antes del verano que uno de los aspectos más importantes de la reforma laboral era que le garantizara una huelga general. El diseño ha salido perfecto. Ha sido, como digo, nuestra penúltima vacuna. Ahora sólo falta que los nacionalistas catalanes hagan alguna tontería soberanista que también les desacredite para siempre.
epsimo y EL MUNDO_______________________________

Los Rodríguez de la Borbolla y Camoyán y los amigos de Pepe Bono, VI

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