martes, 17 de agosto de 2010

Prisiones suspende 12 años a un funcionario por dar móviles a presos

El trabajador, un jefe de servicio de la cárcel de Picassent, fue detenido junto a otro compañero a finales de 2008

La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha impuesto una sanción de 12 años de suspensión de empleo y sueldo a un funcionario de prisiones de Picassent por introducir móviles en la cárcel para que fueran utilizados por los presos, según ha podido saber LAS PROVINCIAS.
El profesional, con una larga trayectoria en las prisiones de Valencia -ya estuvo destinado en la Modelo- ejercía como jefe de servicio en la prisión cuando fue detenido por estos hechos en noviembre de 2008 tras una larga investigación. Otro compañero, que también ocupaba el mismo puesto, también fue puesto a disposición judicial.
Sin embargo, el caso, en su vertiente judicial, quedó archivado para los implicados al entender que no se produjo cohecho. Además, tampoco se pudo nunca demostrar que se aprovechara de la posición que ocupaba en la prisión para facilitar la entrada de droga para los presos, una circunstancia de la que siempre se sospechó, tanto por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad como incluso de sus propios compañeros.
La vía administrativa, en cambio, siguió su camino y se ha cerrado recientemente con esta sanción. El hombre pasó varios meses preso en Castellón, donde existe un módulo especial para funcionarios y policías. Se trata de una medida habitual en estos casos. El riesgo de que alguna de estas personas compartiera las instalaciones con el resto de internos es evidente.
Una de las posibilidades es que el funcionario, de unos 60 años de edad, pida la jubilación anticipada. Por el momento, se desconoce el castigo para el otro trabajador que quedó detenido en el curso de las investigaciones.
El funcionario fue sorprendido con dos móviles que previamente le había entregado la mujer de un interno de Picassent. Un teléfono en la prisión es hoy en día un artículo de lujo al igual que la droga pese a los controles y medidas disuasorias que en los últimos años se han reforzado en las prisiones.
Sistema de inhibidores
Por ejemplo, en el caso de los móviles la prisión instaló hace años un sistema de inhibidores para impedir la utilización de los terminales. Al cabo de un tiempo, el dispositivo fue reajustado porque la potencia de los aparatos llegaba a cortar la comunicación en la carretera que discurre junto a la cárcel y en un campo de gol cercano a las instalaciones.
Tras la implantación del nuevo sistema es complicado -pero no imposible- establecer una comunicación con móvil desde el interior. La extensión del complejo penitenciario hace que pueda existir alguna zona libre del radio de acción de los inhibidores.
También con el tráfico de estupefacientes se establecieron más controles. Uno de ellos consiste en que los paquetes con destino a los presos son inspeccionados por perros adiestrados en la detección de drogas. No es que se haya decomisado una importante cantidad de estupefacientes sino que lo que se persigue -y de momento se ha conseguido- es el «efecto disuasorio».
El resultado, en este sentido, es «muy satisfactorio», según las fuentes consultadas. Hasta el punto de que algunas de las comunicaciones con los presos se han cancelado a última hora tras conocerse que ese día los canes de la Guardia Civil acudirían a la prisión. «Y este es el mejor síntoma de que la medida funciona».
Las Provincias _______________________

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