viernes, 1 de febrero de 2013

'Narcosoldaditos': cuando la pistola sustituye al monopatín

  • La tasa de delitos aumentó un 45 por ciento entre el 2010 y el 2012.
  • 'La violencia empezó cuando muchos rosarinos perdieron sus trabajos'
El chico se plantó frente a él y sopló el cañón del arma, como seguramente había visto hacer a los pistoleros en las películas. Todo ocurrió de forma tan repentina que Ernesto tardó en darse cuenta de que el muchacho, a quien conocía de hace tiempo, le había disparado. "Quise hablarle pero él me dijo que si no cerraba la boca, me despachaba al cementerio. Me pareció tan agrandada su forma de hablar que por un momento olvidé el miedo y el dolor", cuenta a ELMUNDO.es Ernesto, quien trabajaba de voluntario en un comedor popular de la ciudad de Rosario.
En la capital de la provincia de Santa Fe, una de las más beneficiadas por el 'boom' de las exportaciones agrícolas, el narcotráfico recluta a menores en edad escolar para custodiar los laboratorios y puestos de venta de la droga, servir de mensajeros, amedrentar a los vecinos y hasta para los ajustes de cuentas. "En los suburbios no es raro que un niño de 12 años vaya armado. Allí las pistolas sustituyen a los 'skateboard' y a los juegos de ordenador como forma de diversión y como símbolo de estatus", señala María Eugenia Schmuk, edil del consejo municipal de Rosario.
En barrios como el de La Tablada o Nuevo Alberdi, los narco-soldaditos, como se les conoce, reciben 150 pesos (23 euros) al día por sus servicios. "Nada del otro mundo pero actuar de machos frente a sus amigos les resulta mucho más entretenido que ir a la escuela. Nosotros tratamos de frenar la deserción escolar, ofreciendo actividades complementarias como talleres de arte o excursiones. Es por eso por lo que los narcotraficantes nos han puesto en su punta de mira", comenta Ernesto.
A quienes manejan el negocio de la droga no les hace gracia que los militantes del Movimiento Evita y de otras organizaciones sociales, les hagan la competencia. Cuatro voluntarios perdieron la vida y varios otros resultaron heridos en el 2012 por desafiar a los narcos en su territorio. La mayoría de los atacantes eran narco-soldaditos, como el que le disparó a Ernesto. "Venía con su madre al comedor popular; un niño risueño y juguetón. Un día desapareció y después de algún tiempo lo vi custodiando un puesto de venta de droga en la esquina de Uriburu y Ayacucho", cuenta el voluntario.
La Tablada es considerado como uno de los barrios más peligrosos en esta ciudad de poco más de un millón de habitantes, la tercera más poblada de Argentina. La tasa de delitos aumentó un 45 por ciento entre el 2010 y el 2012. El año pasado se registraron 184 muertes violentas de las cuales 20 correspondieron a menores de 18 años. La mayoría de los homicidios son atribuidos a ajustes de cuentas.

¿La 'Chicago' de Argentina?

Para Hernán Lascano, experto en temas policiales del diario 'La Capital', la curva de la violencia empezó a empinarse en la década de los 80, cuando muchos rosarinos perdieron sus trabajos a causa de las privatizaciones impulsadas por el entonces presidente Carlos Menem. "En los vecindarios más humildes se rompió el tejido social y el nivel de vida cayó abruptamente. En cuanto a la delincuencia, es injusto señalar a Rosario como la 'Chicago' de Argentina. No obstante, la falta de una estrategia articulada de parte de las autoridades, trae malos presagios para el futuro", dijo Lascano a ELMUNDO.es.
En opinión de Enrique Font, criminólogo y docente de la Universidad Nacional de Rosario, las acciones de la Policía tienen un valor meramente simbólico. "Llevan un tractor con pala mecánica a destruir el quiosco (de drogas); el secretario de Seguridad se toma una foto para la prensa y el mismo día los marcos habilitan un puesto en otra parte. Y lo peor es que algunos policías corruptos son parte de las redes del narcotráfico", señala el experto.
El gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, reconoce la gravedad de la situación en la capital de la provincia. Pero al mismo tiempo acusa al gobierno nacional de explotar el asunto con fines políticos, dado que tanto él como su antecesor, Hermes Binner, son dirigentes del opositor Partido Socialista. Binner, quien ocupó el segundo puesto en las elecciones presidenciales del 2011 –detrás de Cristina Kirchner- sostiene que la Casa Rosada debería estar al frente de la guerra contra el narcotráfico en todo el territorio, por tratarse de un delito federal. "En vez de poner el hombro, retiran de Rosario a las fuerzas de la Gendarmería y se regodean con el flagelo que padecen los más pobres", acusa Binner.
 

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