Fue denunciado desde 2003 por al menos ocho nueve presos, denuncia la Asociación Pro Derechos Humano de Andalucía
El juzgado de lo Penal número dos de Almería ha condenado por dos delitos de abusos sexuales contra dos presos andaluces a dos años y veinte meses de prisión a un funcionario de prisiones, que desempeñaba el cargo de jefe de servicio y que había sido denunciado desde 2003 por al menos otros nueve presos.
Según señala en un comunicado la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha) y la Federación Liberación, este funcionario ha estado trabajando durante todos estos años sin "ningún tipo de control por parte de la administración,
que se negó a decretar la suspensión de sus funciones", a pesar de las
repetidas denuncias. Por este motivo, consideran que la "administración
hizo un ejercicio de dejadez con daños irreparables para terceros", al
no poder saberse con exactitud cuántos presos han podido denunciar
hechos similares.
En un procedimiento abierto contra
este jefe de servicio en 2008, donde la Fiscalía solicitó tres años de
prisión por delitos contra la integridad moral, ambas asociacione
señalan que el acusado fue "coaccionado" en repetidas ocasiones para que expulsara objetos en una papelera.
Para ello, según señala el escrito
de la Fiscalía, el funcionario introdujo en el ano del preso una
lavativa en presencia de otros funcionarios y después le obligó a "buscar entre sus heces los objetos expulsados sin guantes ni
ninguna otra medida higiénica". Mientras, dirigía expresiones jocosas
contra el reo, tales como "este se va a cagar, se está cagando...".
El acusado, sin embargo, fue
absuelto en este y otros procedimientos abiertos, hasta que, finalmente,
el juzgado de Almería lo ha condenado recientemente. El juez considera
ahora probado que "al mes siguiente de ser absuelto de otro
procedimiento en Sevilla, el condenado procedió a ordenar sin motivo aparente cacheos con desnudo integral a varios presos",
entre ellos uno de los denunciantes. Estos cacheos, añade, los realizó
"personal y directamente sin utilizar guantes", y con la intención de "satisfacer su ánimo libidinoso procedió a realizar tocamientos en pene y testículos".
Posteriormente, una madrugada de
marzo de 2012, se introdujo "silenciosamente en la celda de un preso
acostado en el módulo de enfermería, procediendo a acariciarle los
genitales por encima de la ropa".
ABC
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