jueves, 25 de octubre de 2012

¿Teléfono rojo? Volamos hacia Barcelona. La guerra fría cañí entre el Estado y Cataluña


¡Qué guión se han perdido Azcona y Berlanga!


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El inolvidable Miguel Gila.

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Mariano Rajoy.

  • El inolvidable Miguel Gila.
  • Artur Mas.
  • Mariano Rajoy.


Televisión española interrumpe de repente la programación mientras anuncia en pantalla un avance informativo. Debería empezar a sonar el himno español mientras la cámara inicia un zoom hacia el presidente del gobierno sentado en la mesa del despacho reservado para esas ocasiones. Primer plano del primer mandatario con expresión solemne, un par de segundos de respiro mientras abre plano la cámara y la voz del inquilino de La Moncloa resonando en todos los rincones del planeta:

"Españoles, europeos, ciudadanos del mundo:"

Porque nos hemos quedado sin Rafael Azcona para escribir el guión, y sin su genial brazo amado García Berlanga para traducirlo en imágenes. Pero la materia prima para una obra genial del séptimo arte está servida, partiendo de una idea original de Oriol Junqueras, historiador, presidente de Esquerra Republicana de Cataluña, alcalde de San Vicente dels Horts, ensayista y profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona:

"La única forma de desvanecer la duda de una intervención militar en Catalunya es que la persona que tiene poder de ordenarla, en este caso el presidente del Gobierno español, afirme públicamente que no tiene ninguna intención de hacerlo"

La guerra fría cañí

¡Qué inicio para una versión a la española de la de aquella genialidad cinematográfica de Stanley Kubrick! "Teléfono rojo, ¡volamos hacia Barcelona!

Terminada la locución del personaje que hace de presidente del gobierno español, un fundido nos traslada a Bruselas, al primer plano de la Comisaria europea de Justicia alucinando en colores con la carta que le han hecho llegar algunos eurodiputados catalanes y una gallega que está de "okupa" en un euroescaño de ERC. A la señora comisaria se le erizan los pelos entre declaraciones unilaterales de independencia, partes de guerra preventivos, antecedentes históricos de bombardeos periódicos a Cataluña e indicios de inminente balcanización de España.

¿Qué puede hacer la buena señora? Como primera reacción comentarlo con su colega de Comisión representante de España, un veterano socialista, ex candidato a Presidente del Gobierno de su país que, encogiéndose de hombros (que debe ser un tic), le da su versión off the record de los hechos:

"¡Nada, mujer! Que Cataluña quiere la independencia y España se ha cogido un berrinche ¡Fíjate si estarán desquiciados en Madrid, que amenazan a los catalanes con vetarles si intentan ingresar en la UE ¡Anda que no estaríamos encantados aquí con recibir a Cataluña como miembro de pleno derecho!"

El Comisario español se despide convencido de que ha tranquilizado a su colega. Pero, en cuanto desaparece, la buena mujer entra en pánico y marca el teléfono del Cuartel General de la OTAN para establecer un diálogo plagiado de un sketch de "la guerra de Gila"

-¿Es la OTAN...? ¡Aquí Bruselas! Le llamo para decirle que la guerra fría entre Madrid y Barcelona se está calentando.
¿Qué cómo lo sé? ¿Usted se acuerda de aquel señor con un sombrero muy raro, que le puso una enmienda a la totalidad al Estado español..?
Sí, el del bigote. Aquel que se subió a la Tribuna del Congreso con argumentos irrefutables...
¿Qué no considera usted una pistola un argumento Irrefutable...? Claro, como ahí tienen tanques y un arsenal de armas de última generación. Pero me gustaría verles a mí intentando responderle a pelo, con lo puesto, mientras no paraba de gritar: ¡todo el mundo al suelo!

Y así seguiría durante un rato el informe de la Comisaria a los responsables de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Les hablaría de un eurodiputado catalán conservador calentando los ánimos de la Benemérita.

Y de un Coronel, más retirado que Sara Montiel, reclutando jubilados con muletas, en sillas de ruedas, para organizar el asalto a Cataluña.

De un sucedáneo de Ministro del Interior catalán exigiéndole a su policía autóctona hasta la última gota de su sangre, de su sudor, de sus lágrimas, en defensa de la soberanía.

De esa misma policía contestándole a su jefe en perfecto catalán: "Aixó no figura en el nostre contracte". En fin, de una hilarante escalada de la "guerra fría" cañí en la eterna España en la que todo el mundo piensa, como Manolo Escobar, que su carro se lo robaron a noche mientras dormía.

Santiago Segura: la última esperanza

¡Jode, si cogen esto por banda Azcona y Berlanga! ¡Si llega a caer en manos de Stanley Kubrick! A estas horas no estaríamos discutiendo si el Barça es algo más que un club y Cataluña algo más que una Comunidad Autónoma. Estaríamos todos de acuerdo en que España había inspirado la película con Más coña jamás rodada.

Si alguien se ánima, que no se olvide de darle papeles estelares de extra a cualquiera de los extraordinarios actores secundarios: Ignacio Wert, el Conde de Godó, Mayor Oreja, Sandro Rosell, el Gran Wyoming, Pilar Rahola, gente de esa imprescindible en el reparto. ¡Siempre nos quedará Santiago Segura!

Nota.- Imprescindible, para esta comedia nacional, un cameo de Josep Sanchez-Libre, el hiperactivo portavoz adjunto de CIU en el Congreso, redactando una aguda pregunta al Gobierno del Estado.

A su señoría le intrigan unas maniobras militares en la comarca catalana del Berguedá que, por lo visto, les han parecido extrañas a varios alcaldes de la zona. A primeros de octubre se han divisado dos aviones volando bajo y haciendo bruscos cambios de dirección hasta perderse en el horizonte siguiendo el cauce del río Llobregat

¿Se puede saber qué hacían dos unidades del ejército del aire violando el espacio aéreo de Cataluña? Esto promete. Ya tenemos una disculpa para darle un papel al detective Torrente.
Periodista Digital

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