Martes, 17 de julio. 9 de la noche. Hora de la cena en la cárcel de
Picassent (Valencia). Dos presos de ETA se dirigen a un recluso común
escayolado y con muletas, que está sentado en el lugar que habitualmente
ocupan ellos, y le dan una brutal paliza. La noticia de la agresión ha
corrido por las prisiones y entre los comunes circula una consigna: "¡A
por los etarras!"
La reyerta se produjo en el módulo 7 del centro
penitenciario valenciano. Los etarras aprovecharon que en las galerías
solo había tres funcionarios para agredir a este recluso común. Tenía una pierna escayolada
y, ante las dificultades para caminar, optó por sentarse en una de las
primeras mesas del comedor, una de las más cercanas a la puerta de
entrada.
Llegaron dos presos de ETA, que le exigieron con duras palabras que
se levantara de allí. Le dijeron que esa era ‘su’ mesa (se trata de
mesas que habitualmente tienen sitio para cuatro personas) y, ante la
negativa del recluso a hacerlo, comenzaron a golpearle con violencia.
Los etarras aporrearon al preso escayolado con una bandeja y le propinaron un puñetazo en el rostro. Los funcionarios intervinieron y separaron a los agresores.
Otros 120 presos que se encontraban en ese instante en el comedor contemplaron la pelea y tomaron buena nota de la actuación de los etarras.
La dirección de la prisión dio orden inmediata de aislar a los dos
reclusos de ETA. Un tercer etarra se solidarizó con sus compañeros y
pidió ser también internado en el módulo de aislamiento.
Venganza
Instituciones Penitenciarias decidió abrir expediente a estos etarras y trasladarles de prisión. Los tres fueron internados en cárceles del sur de España. Sus nombres son Sergio Polo, Manex Castro y Eduardo Pérez Anuzita, los tres con delitos de sangre.
La agresión protagonizada por los etarras ha sido ampliamente comentada en diferentes prisiones de toda España, y los reclusos comunes han decidido pasar a la acción.
Según explican a El Confidencial Digital fuentes penitenciarias, en los ‘talegos’ se ha acordado que hay que intentar atacar a los presos de ETA cuando se tenga la más mínima ocasión.
La consigna que se está difundiendo entre los reclusos comunes (gitanos incluidos) es tomarse venganza por la agresión de los etarras el preso que estaba escayolado y andaba con muletas.
Más protección para los etarras
Golpear a un reo que no tiene posibilidad de defenderse
genera una imagen negativa en las prisiones. De ahí que se hayan
incrementado las medidas de protección a los miembros de ETA en las
prisiones de muchas zonas de España.
Los etarras, por tanto, están señalados. Los
funcionarios de prisiones lo saben y están intentando evitar, en la
medida de lo posible, cualquier agresión. Algunos profesionales
vaticinan que habrá alguna pelea próximamente, ya que los funcionarios
no son omnipresentes.
Tal como contó ECD, los presos de ETA ya han reconocido que tienen miedo a las agresiones de dos reclusos gitanos (los hermanos Luis y Juan Amador Moreno) que
se dedican a apuñalarles por diferentes centros penitenciarios de toda
España. Los familiares de los etarras han declarado públicamente que temen por sus vidas.
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