

El problema es que el empuje de la izquierda abertzale, que se perfila como la segunda fuerza en la Cámara autonómica, puede actuar como un elemento distorsionador. José Antonio Pastor, portavoz de los socialistas vascos, aseguraba ayer que una mayoría nacionalista abocaría al País Vasco a «una época de importantes tensiones soberanistas». En concreto, no descarta que el PNV llegara a plantear de nuevo algo parecido al disparatado plan Ibarretxe como forma de reafirmar su vasquismo ante Bildu.
Otro de los puntos más significativos de la encuesta que hoy publicamos tiene que ver con la percepción del fenómeno terrorista. Casi la mitad de los ciudadanos vascos no tiene claro o directamente no se cree que ETA se haya acabado para siempre. Y en esa línea, sólo un 44% considera que la banda acabará entregando las armas y se disolverá.

Tales
cifras contrastan con el discurso triunfalista que ha asumido buena
parte de la clase política acerca de la desaparición de ETA y la
irreversibilidad del terrorismo. Se trata de una creencia que está
alumbrando decisiones muy polémicas. La última, la del Juez de
Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro,
que ha acabado con la prohibición de que etarras que ya han cumplido
sus penas y también miembros de la izquierda abertzale con antecedentes
penales por su proximidad a ETA visiten en prisión a los terroristas.
El paso dado por el juez, en contra del criterio de la Fiscalía y del Ministerio del Interior es un error, pues estos contactos pueden servir para que la banda dirija y coordine con facilidad a sus miembros en la cárcel. Se trata de un mal antecedente en vísperas de la decisión sobre la libertad condicional de Uribetxeberria Bolinaga, que deberá adoptar el propio Castro.
El paso dado por el juez, en contra del criterio de la Fiscalía y del Ministerio del Interior es un error, pues estos contactos pueden servir para que la banda dirija y coordine con facilidad a sus miembros en la cárcel. Se trata de un mal antecedente en vísperas de la decisión sobre la libertad condicional de Uribetxeberria Bolinaga, que deberá adoptar el propio Castro.
epsimo y EL MUNDO
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