martes, 19 de junio de 2012

Rajoy debe impulsar más reformas como las que nos piden
































EL LUNES 11 de junio, la mayoría de los analistas esperaba una relajación de la prima de riesgo tras el rescate de 100.000 millones de euros para los bancos españoles. Pero ese día alcanzó los 520 puntos y la rentabilidad del bono a 10 años se disparó hasta el 6,50%. Claramente la banca no era el único problema que tenía España. El Gobierno puso entonces el foco en las elecciones de Grecia del domingo y expresó que un resultado que favoreciera las tesis europeístas y la continuidad de los planes de ajuste en el país diluiría la incertidumbre sobre la deuda española.
Pero la victoria de Nueva Democracia parece asegurar la apuesta helena por el euro y ayer la prima escaló hasta 575 puntos y el bono a 10 años se fue hasta un inasumible 7,11%, récord desde que estamos en el euro. Tampoco en Atenas estaba la solución a los males nacionales. Porque el mayor problema de España es... España. Nadie duda de que estamos viviendo un ataque en toda regla contra el euro y que está en juego la supervivencia de la moneda única tal y como la conocemos. Pero sería inútil y miope escudarnos en esto. Debemos preguntarnos por qué España se sitúa siempre en el epicentro de cualquier terremoto, cada vez más alejada de otro país en dificultades como Italia: si a finales de noviembre la prima de riesgo española estaba 50 puntos básicos por debajo de la italiana, ayer se situó 108 puntos por encima.

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La principal respuesta es que el Gobierno no está haciendo los deberes en el modo y al ritmo que le marcan los organismos europeos y, por eso, los mercados ven insuficientes las reformas emprendidas. No se le puede negar el esfuerzo de estos seis meses, pero tampoco algunos errores -como la subida del IRPF o el retraso de los Presupuestos- precisamente por no hacer caso a las propuestas que llegaban desde la UE.
Lo más incongruente de la actuación de Rajoy en las últimas semanas es que pida -incluso con una carta a Barroso y a Van Rompuy- la unión bancaria, supervisora y fiscal en la Unión Europea y, a la vez, se niegue a aplicar las medidas que le son sugeridas desde los organismos que regularán esa mayor integración. No tiene sentido que el presidente del Gobierno presente el rescate bancario como un triunfo personal sobre el resto de los líderes europeos o que afirme que no subirá el IVA al día siguiente de recibir ese consejo desde el FMI. ¿Debería ayudarnos el BCE como pidió ayer el Ejecutivo si no acatamos sus sugerencias? Además, esa actitud del presidente, un tanto quijotesca si se quiere, le ha distanciado de sus homólogos europeos, en especial de Angela Merkel, y de las autoridades comunitarias, tras la colisión con Joaquín Almunia a propósito del cierre de bancos intervenidos.

Sólo hay una solución para recuperar posiciones en esta carrera: hacer más reformas como las que nos piden. La ruta está marcada por las últimas recomendaciones de la Comisión Europea y del FMI: subida del IVA y eliminación de la desgravación por vivienda, drástica reducción de la Administración en todos los niveles -esto es lo que más desean los ciudadanos-, nueva reforma de las pensiones, replanteamiento de las prestaciones por desempleo... Éste debería ser el plan que presentara el Gobierno a más tardar tras el Consejo Europeo de finales de mes
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epsimo y EL MUNDO

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