lunes, 14 de mayo de 2012

RECETAS PARA SUPERAR EL BACHE ECONÓMICO. La crisis llega a las prisiones


El CIRE ofrecerá la mano de obra barata de los reclusos a las empresas que vuelvan a instalarse en Catalunya
La contratación de presidiarios bajó el 9,8% el pasado año
Estar entre rejas no salva de la crisis y las cárceles son un reflejo de la sociedad. La caída de la actividad de las empresas no solo envía a las listas del paro a los trabajadores sino que corta las posibilidades de reinserción de los que cumplen condena. Así lo ha detectado la Conselleria de Justícia y, sobre todo, el Centre d'Iniciatives per a la Reinserció (CIRE), que en el 2011 vio como se reducía en un 4,2% el número de presos que trabajaron en los 70 talleres productivos instalados en las cárceles catalanas que emplearon a un total de 3.325 hombres y 246 mujeres, 164 personas menos que en el 2010. El año pasado el número de contratos bajó el 9,8%.
La falta de trabajo también pone en riesgo la paz en las cárceles: es mejor que los presos estén ocupados. Por eso el director del CIRE, Josep Maria Faura, ha encontrado una veta a explotar: ofrecer sus servicios a las empresas catalanas que vuelven a instalarse aquí.
Los sectores textil, eléctrico y de automoción, punteros en Catalunya, serán los primeros a los que se dirigirán las autoridades penintenciarias. Estas compañías emigraron, cuando España crecía económicamente, a países como Marruecos, China o el Este de Europa en busca de mano de obra poco cualificada, salarios bajos y escasos derechos laborales. Ahora están volviendo. El departamento de Justícia cifra en un 15% de la producción textil industrial externalizada la que está regresando a tierras catalanas.
«Queremos conseguir que la producción industrial catalana vuelva a Catalunya y el CIRE puede ser la alternativa a la deslocalización», afirmó ayer la consellera de Justícia, Pilar Fernández Bozal, que trata de concienciar a los empresarios para que vean en el CIRE un puente entre sus necesidades y la disponibilidad de los presos.
Las actividades fundamentales de los talleres de presos son confección, imprenta, pequeña mecánica, lavado de ropa y carpintería. Pero también muchos ayuntamientos reclaman a los presos para limpiar bosques (prevención de incendios). En esta última actividad el año pasado trabajaron cerca de 200 reclusos y actualmente hay grupos forestales en Barcelona y en las zonas boscosas del Garraf y los puertos de Tortosa-Beseit.
Catalunya tiene una población reclusa de 10.000 personas y alrededor de 7.000 han mostrado su predisposición a trabajar. La mayoría son inmigrantes, porque tienen más dificultad para lograr recursos económicos. El CIRE les ofrece un contrato, generalmente verbal, aunque estable, de cuatro horas diarias por un salario de entre 250 y 300 euros al mes.
 EL PERIODICO

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