¿Debe Instituciones Penitenciarias, de
acuerdo con el Gobierno de España, dar el visto bueno para que los
presos de ETA accedan a beneficios penitenciarios o al acercamiento a
cárceles del País Vasco y Navarra, o, por el contrario, denegar las
solicitudes, como ya lo hizo, de los más de 500 etarras que se inclinan
por una u otra mejora? Ciertamente, ambas posturas de dichos terroristas
se encuadran en una estrategia conjunta de presión al Gobierno tras el
anuncio de la banda de un cese definitivo de su actividad terrorista.
Ante este aluvión de solicitudes por parte de
presos de ETA, Instituciones Penitenciarias estuvo acertada al dar la
negativa a tales peticiones, ya que no cumplían con los requisitos
marcados por la legislación penitenciaria. Pero cumplan o no con tales
precisiones, es evidente que los reclusos terroristas con delitos de
sangre deben cumplir íntegras sus condenas sin privilegios o concesiones
favorables, aunque protegidos siempre por los derechos humanos,
derechos que ellos nunca llevaron a cabo.
Por consiguiente, la mayoría de españoles no
está de acuerdo con las declaraciones del ministro del Interior, Jorge
Fernández Díaz, sobre este asunto. Según el titular de Interior, la
política del Gobierno en esta materia es la del "arrepentimiento
individualizado y la petición de perdón por parte de los presos etarras
en el marco de la legislación penitenciaria".
Es obvio que a la Justicia no le debe temblar
la mano en el momento de dictar sentencia sobre un etarra con delitos
de sangre. Estos reclusos, aunque tengan voluntad de reinserción, pidan
perdón a las víctimas, colaboren con la Justicia y, en definitiva,
manifiesten una voluntad individual personal y sincera de acogerse a los
beneficios que la ley prevé, no deben tener ninguna vía abierta para su
excarcelación o para su aproximación a cárceles del País Vasco y
Navarra.
En cuanto a los presos de ETA sin delitos de
sangre, podrán acogerse a los beneficios que la ley penitenciaria prevé
siempre que abandonen la banda etarra, se arrepientan de sus execrables
actos, colaboren con la Justicia, pidan perdón a las víctimas y abonen
las indemnizaciones fijadas en sentencia. Ya hay una treintena, al día
de hoy, de reclusos etarras que se acogieron a la llamada “vía
Nanclares”, es decir, presos que ya disfrutan de los beneficios
previstos en la normativa penitenciaria. Pero…, ¿son conscientes los
presos de ETA sin delitos de sangre que su mayor enemigo es la propia
banda terrorista, que les coacciona para que no se acojan a los
generosos beneficios penitenciarios que permite la legislación? Estos
“internos”, si desean caminar por la vía ya mencionada, deberán actuar
abierta y decididamente contra la organización terrorista ETA. Sólo así
llegarán a ser hombres libres, tras cumplir la condena que la Justicia
le haya impuesto en su día.
CARLOS BENÍTEZ VILLODRES
diariolatorre.es
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