viernes, 24 de febrero de 2012

Presos de ETA


Carlos Benítez Villodres
¿Debe Instituciones Penitenciarias, de acuerdo con el Gobierno de España, dar el visto bueno para que los presos de ETA accedan a beneficios penitenciarios o al acercamiento a cárceles del País Vasco y Navarra, o, por el contrario,  denegar las solicitudes, como ya lo hizo, de los más de 500 etarras que se inclinan por una u otra mejora? Ciertamente, ambas posturas de dichos terroristas se encuadran en una estrategia conjunta de presión al Gobierno tras el anuncio de la banda de un cese definitivo de su actividad terrorista.
 Ante este aluvión de solicitudes por parte de presos de ETA, Instituciones Penitenciarias estuvo acertada al dar la negativa a tales peticiones, ya que no cumplían con los requisitos marcados por la legislación penitenciaria. Pero cumplan o no con tales precisiones, es evidente que los reclusos terroristas con delitos de sangre deben cumplir íntegras sus condenas sin privilegios o concesiones favorables, aunque protegidos siempre por los derechos humanos, derechos que ellos nunca llevaron a cabo.
 Por consiguiente, la mayoría de españoles no está de acuerdo con las declaraciones del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, sobre este asunto. Según el titular de Interior, la política del Gobierno en esta materia es la del "arrepentimiento individualizado y la petición de perdón por parte de los presos etarras en el marco de la legislación penitenciaria".    
Es obvio que a la Justicia no le debe temblar la mano en el momento de dictar sentencia sobre un etarra con delitos de sangre. Estos reclusos, aunque tengan voluntad de reinserción, pidan perdón a las víctimas, colaboren con la Justicia y, en definitiva, manifiesten una voluntad individual personal y sincera de acogerse a los beneficios que la ley prevé, no deben tener ninguna vía abierta para su excarcelación o para su aproximación a cárceles del País Vasco y Navarra.      
En cuanto a los presos de ETA sin delitos de sangre, podrán acogerse a los beneficios que la ley penitenciaria prevé siempre que abandonen la banda etarra, se arrepientan de sus execrables actos, colaboren con la Justicia, pidan perdón a las víctimas y abonen las indemnizaciones fijadas en sentencia. Ya hay una treintena, al día de hoy, de reclusos etarras que se acogieron a la llamada “vía Nanclares”, es decir, presos que ya disfrutan de los beneficios previstos en la normativa penitenciaria. Pero…, ¿son conscientes los presos de ETA sin delitos de sangre que su mayor enemigo es la propia banda terrorista, que les coacciona para que no se acojan a los generosos beneficios penitenciarios que permite la legislación? Estos “internos”, si desean caminar por la vía ya mencionada, deberán actuar abierta y decididamente contra la organización terrorista ETA. Sólo así llegarán a ser hombres libres, tras cumplir la condena que la Justicia le haya impuesto en su día.  CARLOS BENÍTEZ VILLODRES
 diariolatorre.es

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