lunes, 24 de octubre de 2011

Andar con pies de plomo con ETA

"¿ETA es ya pasado?", pregunta un periodista de la ETB, la televisión pública vasca. "No creo que la organización armada haya dicho eso", responde el bilduturra Martín Garitano, diputado general de Guipúzcoa que, junto al alcalde de San Sebastián, también de Bildu, puso la alfombra roja a las "personalidades" extranjeras que asistieron a la autodenominada conferencia internacional de la paz, cuya declaración ha servido de pista de aterrizaje al comunicado en el que la banda terrorista declara el cese definitivo de su actividad armada.

Como aclara Garitano, ETA mantiene una presencia latente para controlar la efervescencia independentista que ya el pasado fin de semana se echó a las calles de Bilbao para reclamar una "solución para Euskal Herria" y el derecho a decidir. En la ruta hacia ese objetivo, los presos etarras se presentan como el hueso más fácil de roer, pese a las ampollas que este asunto levanta en las víctimas. Puede decirse que en la agenda ya está recogido el trasladado de reclusos terroristas a cárceles del País Vasco; además, se trataría de una medida que contaría con la cobertura legal suficiente, pues la ley General Penitenciaria recoge que los reclusos deben estar internados en los centros más próximos a sus domicilios sea cual sea su delito. Este asunto está tan asumido que el Ministerio del Interior llevaba años preparando el escenario penitenciario en un eventual fin de ETA. De ahí, la construcción de nuevas cárceles en Álava, San Sebastián y Pamplona. Además, desde el Gobierno vasco ya se está alentando a que se den pasos en ese sentido; para el lendakari Patxi López ha llegado el momento de flexibilizar la política penitenciaria, que en España afecta a 559 etarras. El total de reclusos es de 703, de los que 140 se encuentran en Francia; uno en Portugal; uno en el Reino Unido; uno en Irlanda y uno en México, según datos de la asociación de presos Etxerat.
Pero no solo Garitano ha afirmado que estamos en el principio de una nueva etapa. También la izquierda abertzale en bloque, a las pocas horas del comunicado de ETA, afirmó que el cese "definitivo de la actividad armada" "no supone el cierre del conflicto político" -como vemos el desarme verbal tampoco ha llegado-. Y de ese "conflicto político" forma parte la presencia de las Fuerzas Armadas y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en el País Vasco.

En los pocos meses que Bildu lleva en las instituciones ya hay experiencia suficiente para saber cómo será el futuro. Para poner pies en pared, el pasado fin de semana asociaciones de la Guardia Civil y sindicatos del Cuerpo Nacional de Policía se manifestaron en Vitoria para denunciar el trato que el benemérito instituto está recibiendo por parte de los bildutarras. ¿Por qué los que han puesto más muertos y más esfuerzo en la derrota de ETA tienen que soportar campañas de acoso? ¿Por qué la Guardia Civil tiene que aguantar que gente de Bildu ponga maletas en las puertas de las casas cuartel? ¿Cómo se va a gestionar el interés del alcalde de San Sebastián por "okupar" el cuartel de Loyola?

Si Bildu fue una primera concesión, pronto llegará la de los presos. Fue el Tribunal Constitucional el encargado, frente a la opinión contraria de los informes de las Fuerzas de Seguridad del Estado, de dar luz verde a la legalización de Bildu, pieza clave para que el MLNV pudiera recomponer su "frente institucional". Llegados a este punto cabe preguntarse si ETA hubiera declarado el cese de su actividad armada si Bildu no hubiera recibido el plácet para concurrir a las elecciones del pasado 22 de mayo. Como el ser humano no tiene, de momento, capacidad de conocer lo que no ha ocurrido, echaremos mano de una máxima policial: todos los indicios llevan a sospechar que sin Bildu en la instituciones no hubiera habido comunicado de ETA.

Los pasos dados, al igual que los futuros, están medidos, están en la "hoja de ruta". Los gobernantes permitieron que la primera en dar el salto a la arena política fuera la coalición Bildu porque, aunque es la izquierda abertzale, se presentaba camuflada entre Eusko Alkartasuna y Alternatiba, y esa amalgama la hacía más "tolerable", sobre todo ante la opinión pública, que Sortu, el duro y puro rostro de Batasuna. Alcanzado ese primer estadio, el segundo está a la vuelta de la esquina: Sortu no tardará mucho en ser legal, a lo que seguirá la controlada "desaparición" de Batasuna, de la misma manera que, en fechas recientes, lo hizo EKIN. De esta forma se trasmite el mensaje de que el MLNV se va desprendiendo de sus antiguas estructuras para dar paso a las nuevas, que no son otras que las mismas con diferentes collares para materializar su programa revolucionario; ese no ha cambiado.




* María Dolores Martínez Luján es periodista




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