martes, 19 de julio de 2011

La cárcel hará radiografías a presos al volver de permiso para frenar la entrada de droga


La cárcel hará radiografías a presos al volver de permiso para frenar la entrada de droga
Ofensiva global para tratar de atajar el consumo y tráfico de drogas en el interior de las cárceles. El plan, diseñado por Instituciones Penitenciarias, se ha empezado a aplicar ya en algunas prisiones como, por ejemplo, la de Picassent.
Dos son las medidas que sobresalen por encima del resto. Una será la realización de radiografías a presos que regresen tras un permiso. En una cárcel se cuentan por decenas los reclusos que pueden disfrutar de este tipo de privilegios llegados el fin de semana.
La medida no se aplicará de manera rutinaria, es decir, no todos se verán obligados a someterse a un escáner antes del reingreso. Pero sí aquellos que despierten ciertas sospechas o sobre los que exista una información previa de que pueden introducir droga en la prisión ya sea para consumo propio o para revenderla entre los internos.
Hasta la fecha se ha podido realizar alguna prueba de este tipo, pero se trataba de un procedimiento excepcional.
No es la única apuesta de Picassent para reducir el consumo de estupefacientes. Normalmente las sustancias más frecuentes son la cocaína, el hachís y diferentes medicamentos. Perros especializados en la detección de drogas han inspeccionado ya en varias ocasiones las celdas y otras dependencias comunes, como pueden ser los talleres de la penitenciaría.
El objetivo es doble. Por un lado, claro está, el detectar la droga. En este sentido ya se ha logrado el decomiso de algunas cantidades. «Está teniendo un muy buen resultado», afirman fuentes conocedoras del operativo. Pero, por otro, se pretende potenciar el efecto disuasorio. Un mayor control puede llevar a muchos internos a pensárselo dos veces a la hora de introducir droga en la cárcel.
Los perros que realizan este servicio en prisión pertenecen al Centro Cinológico de la Guardia Civil. Tampoco es conveniente desvelar demasiados datos sobre la frecuencia de las inspecciones para que no se pierda el efecto sorpresa. No obstante, las fuentes confirmaron que son «habituales».
La entrada de los canes en el interior de la penitenciaría era un paso inédito hasta la fecha. El primer avance en este sentido se produjo hace ahora algunos años cuando el grupo especial de la Benemérita se desplazaba a la prisión para controlar los paquetes.
También se trabaja a otro nivel con las familias, una parte muy importante en esta cadena que, en ocasiones, termina con la introducción de droga. En muchos casos, según las fuentes, la «presión» de muchos internos hacia sus familiares es «brutal» para conseguir que les lleven droga aprovechando las visitas. No es la primera vez que se detecta la entrada de droga por parte de madres o parejas. «A veces acaban cediendo», lamentan. Y esto deriva en un doble drama para las familias. A la condena anterior se le suma luego la de la madre, el padre, la novia o la mujer.
Normalmente, en los casos de presos más jóvenes suelen ser las madres quienes acaban claudicando ante la desesperación de sus hijos. En cambio, en los supuestos de presos de más edad son las parejas sentimentales quienes lo hacen. Esta 'colaboración' de las familias es más frecuente de lo que puede pensarse.
Recientemente, un tribunal de Alicante impuso 18 meses de prisión a una mujer de 51 años que trató de aprovechar un «vis a vis» en la cárcel de Villena con su hijo preso para hacerle entrega de hachís y comprimidos de droga por valor de casi 330 euros. La mujer admitió los hechos, se le redujo la condena y de esta forma evitó su ingreso en prisión.
En Valencia, la Policía Nacional también detuvo a principios de 20011 a una mujer de 39 años que iba a cometer un delito similar después de que le intervinieran 13 barritas de hachís que llevaba ocultas en el sujetador.
lasprovincias.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario