"Se olvida que la cárcel está para reinsertar, no para vengarse"
Mercedes Gallizo. Secretaria general de Instituciones Penitenciarias. Analiza la situación de las prisiones tras seis años en el cargo
Los funcionarios de prisiones denuncian que son pocos para el número de presos que hay. ¿Faltan funcionarios o sobran presos?
La población reclusa en España ha crecido mucho en los últimos 12 años. Un 26% para ser exactos. Pero este Gobierno ha hecho un importante esfuerzo presupuestario para hacer frente a este incremento que, entre otras cosas, ha permitido construir cuatro nuevas cárceles y 26 centros de inserción social. Además, hemos incorporado 5.747 nuevos funcionarios. Por eso, yo, que soy sensible a las demandas de los funcionarios, no entiendo su protesta ahora que a todos, a ellos también, nos toca hacer un sacrificio económico.
¿64.600 presos no son muchos para una sociedad que presume de tener uno de los índices de delincuencia más bajos de Europa?
Es cierto que España está a la cabeza de los países de nuestro entorno en población reclusa pese a tener una tasa de criminalidad baja. Esta paradoja es el resultado de que nuestras leyes son severas y de que las condenas se cumplen íntegras. Sin embargo, la sociedad española cree erróneamente que las leyes son poco duras y que los presos salen a la calle sin cumplir sus penas. Eso explica esa continua demanda social al legislador para que endurezca las leyes en una dinámica perversa en la que lo único que parece preocupar a la gente es que una persona cumpla la condena que le han impuesto y no si va a volver a reincidir cuando salga a la calle. Se ha olvidado que el objetivo de la cárcel es reinsertar, y no la venganza.
¿Falta una labor pedagógica con la sociedad?
Sí, porque lo que estoy diciendo no son ideas buenistas. Es simplemente lo que nos manda la Constitución.
A la vista de los continuos endurecimientos del Código Penal, parece que los políticos son los primeros que caen en ese error.
A los que piden la cadena perpetua revisable les digo que nuestro sistema es ya durísimo. Un ejemplo: existe el mito de que los condenados a menos de dos años no entran en prisión. Y, sin embargo, en este momento tenemos 3.834 personas con penas de tres meses a un año; 4.382 de uno a dos años, y 5.109 de dos a tres.
¿Es bueno que haya tantos?
Eso es lo que yo me pregunto. A estas personas, sobre todo si es su primer delito, el ingreso les provoca una ruptura con su familia y con su trabajo que, a veces, tiene consecuencias negativas. Los expertos deberían sentarse a analizar cómo evitar que estos ciudadanos que han tenido un problema puntual con la Justicia acaben convertidos en delincuentes tras pasar por prisión.
¿Y por qué no se usan más medios de control en régimen abierto, como las pulseras telemáticas?
Porque la sociedad vuelve a caer en el error de creer que a quien se le coloca una de estas no cumple la condena. Estamos haciendo un esfuerzo para subir el número de presos a los que se les aplica este sistema, pero esto sólo será posible si la sociedad entiende que la pulsera es también una forma de privación de libertad.
Llama la atención que los trabajos en beneficio de la comunidad, pena que existe desde 1995, no se hayan aplicado de modo habitual hasta hace poco.
Volvemos a lo mismo. La gente piensa que no son una condena y si ahora se aplican más es porque la propia Ley de Seguridad Vial fija que para determinados delitos de Tráfico esta sea la pena. No obstante, también hay que reconocer que es ahora cuando tenemos una red que permite su cumplimiento.
Durante un tiempo dio la sensación de que no se sabía qué hacer con el célebre Rafita.
Hay casos que provocan una gran alarma, pero la sociedad debe estar segura de que se hace todo lo posible con los instrumentos que da la ley. El objetivo en casos como los de este joven es evitar que reincidan y acaben en el sistema penitenciario de adultos. También es cierto que las competencias sobre el internamiento de menores están transferidas a las comunidades y que muchas de ellas han apostado por privatizar estos servicios. Eso, en mi opinión, no ayuda en nada a la reinserción de estos jóvenes.
El otro día usted desveló en unas jornadas el elevado número de presos con problemas mentales: uno de cada cuatro.
En Europa hemos convertido las cárceles en los psiquiátricos del siglo XXI, y eso es terrible. Las personas que han cometido un delito precisamente porque sufren una patología psiquiátrica no pueden acabar en una prisión, sino en un centro sanitario especializado que los trate como lo que son, enfermos, no como delincuentes.
¿Ha originado problemas en las cárceles el aumento de presos ligados al crimen organizado?
El crimen organizado es uno de los mayores riesgos actuales, no sólo para el sistema penitenciario, sino también para la sociedad. Estamos preparando profesionales especializados, como en su día se hizo para el control de los reclusos de ETA y de los islamistas, porque hay que evitar que desde la cárcel mantengan el control sobre las actividades de sus organizaciones.
Los últimos escándalos con funcionarios y presas como protagonistas dan la sensación de descontrol en las prisiones.
En un colectivo de más de 64.000 presos y 25.000 funcionarios que se produzca un día un incidente en una prisión es una anécdota irrelevante que hay que poner en su justo término. No significa que no le demos importancia. Al contrario, estamos obligados a ser ejemplares. Lo que me parece injusto es destacar sólo el lado oscuro de las prisiones sólo porque provoca morbo.
Se ha olvidado que el objetivo de la cárcel es reinsertar, y no la venganza.
No señora Gallizo, no se ha olvidado. La que parece que ha olvidado la función de la cárcel es Ud. La cárcel cumple cuatro cometidos.
1- Punitivo. El que la hace la paga. Y a la vez resarce el justo deseo de venganza de las víctimas.
2- Coercitivo y ejemplarizante. Que todos sepan antes de cometer un delito que van a ir a la cácel un cierto tiempo.
3- De protección. Los delincuentes tienen que estar a buen recaudo para no dañar a la sociedad.
4- De reinserción.
No me extraña que el sistema penitenciario español funcione tan mal, si su máxima responsable no sabe que es lo que esperan los ciudadanos de su cometido.
FOTO: SALIDA A LAS 9'00 DE LA PRISIÓN DE CÓRDOBA
AFILIADO DE CÓRDOBA EN LA MANIFESTACIÓN
DELEGADO DE CSI-F/PRISIONES EN CÓRDOBA
SECRETARIO DE CSI-F/PRISIONES EN CÓRDOBA
AFILIADO DE CSI-F/PRISIONES EN CÓRDOBA
PRESIDENTE NACIONAL DE CSI-F/PRISIONES
45 funcionarios CSI-F prisiones de Córdoba se trasladon ayer 25 a una manifestación en Madrid en protesta de la "absoluta" degradación laboral que existente en todas las prisiones de España
Unos 8.500 funcionarios de prisiones pertenecientes al sindicato CSI-F y otros se manifestaron ayer en Madrid para protestar por la absoluta degradación de las condiciones laborales en los centros penitenciarios de toda España.
En un manifiesto conjunto las fuerzas sindicales reclamaron un aumento sustancial de la ofertas de empleo público para cubrir los nuevos centros penitenciarios y adecuar las relaciones de puestos de trabajo a las cargas que realmente existen en las prisiones.
También se pidió la adscripción del actual Cuerpo de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias con grupo de titulación C-1 al grupo de titulación B y que se supriman medidas implantadas unilateralmente por la Administración, entre otras, el lápiz óptico cuyo coste, en tiempos de crisis y de implantación en todos los Centros penitenciarios sería de unos 450.000 euros. Se trata de un sistema que anota el momento en que alguien pasa por delante del mismo, de tal manera que los directores de los centros pueden saber si los funcionarios han hecho la ronda de madrugada. Lo que ratifica la absoluta desconfianza y compulsiva persecución hacia los profesionales de prisiones que tiene a su cargo la Sra. Gallizo, Secretaria General de II.PP .
Los Sindicatos exigieron además de la Administración la convocatoria anual de los concursos de traslados como un derecho de los funcionarios penitenciarios, tal como se han venido produciendo hasta la fecha.
Los sindicatos exigieron además el cumplimiento de los aspectos no desarrollados del pacto con la Administración firmado en 2005 y en especial en lo referidos a la modificación de los niveles de los puestos de trabajo para adecuarlo a la situación penitenciaria.
Otras exigencias, son el establecimiento de un complemento de nocturnidad, el cumplimiento de la segunda actividad y la funcionarización del personal laboral que cumpla los requisitos exigidos.
Tambien denunciaron la deriva institucional de la Administración Penitenciaria y la inhibición de sus responsables, la insoportable carga de trabajo producto de la masificación endémica que les obligado a responder que están hartos.
Asimismo, los funcionarios de prisiones han pedido al ministro de interior una Secretaría General de Inst. Penitenciarias seria, que cumpla con sus compromisos, que gestione los medios humanos y materiales de una forma adecuada, que no viva sólo de la inauguración, la foto y las estadísticas y que respete y valore a sus trabajadores.
Córdoba , a 26 de nvbre. de 2010
Fdo. : Sector A.G.E. de CSI-F Córdoba.
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