Algunos datos históricos sobre “Catalunya” y “Euskadi”, de los que apenas se habla...
La
Cataluña de los siglos IX y X no se puede considerar una nación, no era
diferente de la situación del Languedoc, de Aragón o Navarra. (Por
cierto, por entonces había en eso que algunos consideran innombrable,
“España”, un fenómeno que se llamaban “taifas”, entre ellos Badajoz,
reino independiente resultado del desmembramiento del Califato de
Córdova, cuando Cataluña apenas existía...)
Durante dos siglos los
condados catalanes se desangraron en guerras civiles fratricidas y
luchas intestinas de familias por el poder, tanto como plantando cara a
los musulmanes. Hasta que el condado de Barcelona alcanzó la primacía, y
hacia 1150 el condado de Barcelona (y por tanto toda la Cataluña
cristiana) se une a la Corona de Aragón, unión que seguirá en vigor
hasta la unión dinástica de los Reyes Católicos, no hay por tanto estado
independiente. La "anexión" formal se produjo tras la guerra de
sucesión (para quienes ya sólo conozcan las historias provincianas, esto
sucede después de que Carlos II, conocido como “el hechizado” muere sin
descendencia) hacia 1714, cuando unos catalanes lucharon a favor del
bando Habsburgo y otros con el bando Borbón; los partidarios del
Príncipe Carlos y los del futuro Felipe V. Cuando se produjo la victoria
borbónica se abolieron los fueros, pasando a regir una ley común en
todo el territorio español. La derrota de parte de la burguesía
barcelonesa, el 11 de septiembre, es lo que hoy se conoce con el nombre
de la “Diada”... Por cierto, ¡Vaya tela celebrar una derrota!
Y
ahora viene la pregunta ¿Cuándo hablan de estado independiente catalán
de qué época hablan los nacionalistas-separatistas catalanes? ¿Qué
novela les han contado y se han creído?
La corona de Aragón contaba
entre sus feudos con el condado de Barcelona y otros muchos como
Valencia, Baleares, Nápoles y Sicilia. Históricamente Valencia,
Asturias, Aragón, Navarra, fueron reinos, mientras Cataluña nunca pasó
de condado.
Cataluña como tal, aparece en los libros de Historia,
con el nombre de los condados de Pallars, Urgell, Cerdaña, Rosellón,
Besalú, Ampurias y Barcelona, todos ellos pertenecientes a la corona de
Aragón desde que el Conde Ramón Berenguer IV se casó con la reina
Petronila de Aragón en el año 1.137. Por mucho “principado” que se
quieran inventar, solamente era una región de la corona de Aragón.
¿Qué invento es ese de que fueron invadidos por el imperio español, “el centralismo”, “Madrid”? ¿Por quién?
Tal vez se pueda afirmar que por los romanos. O tal vez por los
musulmanes. E incluso por Aragón. Lo llamativo es que en pleno siglo XXI
aún vayan presumiendo de victimismo y afrentas pasadas.
¡Que mentalidad más mezquina !
Y ¿qué podemos decir del País Vasco?
Pues poco más o menos:
Efectivamente, la región de los vascones se ha mostrado a lo largo de
la historia díscola y rebelde, pero nunca formó unidad política alguna.
Más bien fue “soportada”, sufrida por todas las potencias que la
integraron en sus territorios: Romanos, Visigodos, los árabes apenas
tuvieron tiempo, Navarra y Castilla. Su progresiva incorporación a
Castilla significó prácticamente el fin de su ancestral rebeldía porque
se integró como una parte más del reino. Reino que terminó uniéndose a
la Corona de Aragón para formar la Nación Española. Y hasta ahora.
Precisamente es en la Edad Moderna y parte de la Contemporánea, del XVI
al XIX, cuando menos problemas dan, contribuyendo a los objetivos
nacionales españoles como los que más.
Los nacionalismos del XIX,
que afectaron a zonas de Europa disgregadas (Alemania e Italia) u
ocupadas por grandes potencias como los Imperios Otomano y Ruso,
acentuaron en cabezas románticas (y especialmente “bien amuebladas”)
como la de un tal Sabino Arana imágenes idílicas de patrias
inexistentes.
Y de ahí vino todo el invento del nacionalismo
vascuence actual, potenciado por la clase burguesa regional que, al
igual que la catalana, vio en ese invento una muy buena idea para
enriquecerse más y terminó, buena parte de ella, haciendo propio el
ideal de Sabino Arana. De modo que es la derecha vascuence y la iglesia
regional las que más han hecho por el nacionalismo vasco. A ello se sumó
en los años 60, la reacción izquierdista antifranquista, que degeneró
en el terrorismo etarra en la segunda mitad de los 70 y que convenció a
grupos de la izquierda más extrema de las bondades del nacionalismo
hasta entonces de derechas, lo que termino siendo el aberzalismo.
Y
ya, la releche, ha sido cuando el Partido Socialista se ha acabado
sumado de la mano del tal Francisco López (Pachi) a las tesis
nacionalistas.
Eso es en resumen, la historia del nacionalismo
“euskaldún”. El resto es patria inventada, lengua inventada, grafía
inventada, donde lo más curioso es el amor por las "k" y el odio a las
"ch". "K" y "tx" inexistentes en los escritos de esa región, entre otras
cosa porque a penas se había escrito en vascuence o eusquera, hasta que
las adoptó el PNV como signo diferenciador respecto al castellano o
español, que es el auténtico idioma o lengua de los vascos.
Lo demás
del mundo euscaldún está más relacionado con inventos tipo "El Señor de
los Anillos" que con la cruda realidad. Otro invento reciente es la
nueva estética batasuna: pelo corto semi rapado, odio a las corbatas,
camisetas, pantalones para las mujeres y aspecto marimacho en buena
parte de ellas, finas coletillas, etc.
Concretamente el vocablo
“Euskadi” es un invento de Sabino Arana que data del siglo XIX, y que
como no sabía muy bien el euskera, quiso decir "Tierra de vascos" y lo
que acabó diciendo, en realidad fue "bosque de vascos". Le salió un
invento que ahora tratan de buscarle raíces en el año catapún pero la
triste realidad es que siempre fue llamado Reino de Navarra, Euskadi
jamás existió. Si alguien en 1805 hubiera preguntado por los caminos
cual era la dirección para ir a Euskadi, le hubieran mirado con asombro.
El euskera fue, también un invento del Sabino Arana quien partiendo de
unos cuantos nombres autóctonos del lugar (zurrón, agur, zulo,
izquierda,) se puso a inventarse una gramática, a ponerle nombre a todo
lo demás, a cambiar las “c” por “K” y las “s” por “Z”, y hala! , a
inventarse una historia mítica de un pueblo vasco cuyo origen se perdía
en la oscuridad de los tiempos. Sabino afirmaba que los vascos siempre
se habían mantenido como un pueblo diferenciado que jamás se había
mezclado con otros pueblos. Y que, ante la falta de una historia
demostrable, se dedicaban a cortar troncos y levantar piedras. Todo ello
muy intelectual sin duda. Un pueblo que, según Sabino, ya existía,
tenía entidad antes de que llegasen los romanos, y “que poseía una
destreza y hombría muy superior a la torpeza y vagancia de los
españoles” -cito textualmente a Sabino Arana-
Esta es la historia
de Euskadi: embustes, cuentos, falsos orígenes, inventos y más inventos,
trolas y desgraciadamente también, rencores.
Carlos Aurelio Caldito Aunión.
Badajoz, Taifa del Suroeste, junto a la "raya"
Carlos Aurelio
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