jueves, 9 de agosto de 2012

Robar es delito, no una forma de hacer justicia






























.¡SÍ LOS ALCALDES Y GOBERNANTES PRACTICAN EL PILLAJE Y EL SAQUEO, NOSOTROS, EL INCULTO PUEBLO LLANO, ESTAMOS AUTORIZAOS PA TÓOO!
¡Y PENSAR QUE NOS ACOJONABAN CON CÁRCEL Y MILLONES DE MULTA POR BAJARTE UNA INOCENTE CANCIÓN DEL INTERNET!! ¡¡¡AL ATAQUEEEE, A POR TOOO!!!
EL ASALTO de supermercados es un delito y, como tal, debe perseguirse. La actitud del alcalde y diputado autonómico de IU Sánchez Gordillo alentando el martes al pillaje de un comercio con el argumento de que el botín iba a distribuirse entre los necesitados es un disparate. Pero si el hecho en sí es grave, mucho más lo es que su fechoría haya encontrado defensores.
A fin de cuentas, Gordillo, un hombre excéntrico que cree que el modelo para España debe ser la Cuba de Castro o la Venezuela de Chávez, no deja de ser un personaje anecdótico en el panorama político nacional. El problema es que ayer le secundaron varios miembros de su partido, como el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Diego Valderas, o Gaspar Llamazares, entre otros. El primero defendió el valor «simbólico» de los asaltos.Llamazares, en una lectura funambulesca del Código Penal, dijo que la ley «justifica» la comisión de delitos «en situaciones dramáticas». Hacía referencia al artículo 20.5, que exime de responsabilidad criminal en casos de «estado de necesidad». Pero hasta la nada sospechosa Unión Progresista de Fiscales criticó ayer la acción de Gordillo y advirtió de que, si cundiera el ejemplo, «esto sería la ley de la selva». La ONG Banco de Alimentos, por su parte, anunció su negativa a aceptar los alimentos sustraídos, un gesto que le honra.
Resulta una temeridad que sean los propios representantes públicos, que deberían ser los primeros defensores del cumplimiento de la ley, quienes animen a subvertirla . El asunto es grave. Sienta un precedente que podría ser esgrimido por otras personas en nuevos actos delictivos. Hay quien puede utilizar esa vía como excusa para canalizar el descontento social y prender la llama de una escalada de altercados. Pero también ofrece una imagen irreal y tercermundista del país. Es cierto que muchos ciudadanos están pasando estrecheces y graves dificultades, pero la gente no está muriéndose de hambre en España. Los servicios sociales siguen funcionando y, desde luego, hay alternativas antes de irrumpir en los comercios y sacar mercancía por la fuerza.
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, fue claro al señalar que no consentirá que se infrinja la ley: «El fin no justifica los medios», señaló. El PSOE, a través de su diputado Antonio Hernando, calificó de «barbaridad» el llamamiento de Gordillo a los asaltos. No se entiende, sin embargo, que el presidente andaluz, José Antonio Griñán, se limitara a censurar estos actos vandálicos en Twitter, sobre todo después de que el vicepresidente de la Junta los justificara.
En realidad, al ponerse el disfraz de Robin Hood, Gordillo y quienes le justifican no están defendiendo a los más desfavorecidos, sino sus propios intereses políticos. Por un lado, agitan el populismo y adquieren un protagonismo social que no tendrían de otra forma. Por otro, contribuyen a generar un caldo de cultivo de rechazo al sistema, al presentar a las empresas como enemigas de los ciudadanos y a los grandes partidos, como sometidos a los poderosos. Es en ese río revuelto donde cierta izquierda quiere pescar. La respuesta del Estado de Derecho debe ser aplicar la ley.
epsimo y EL MUNDO

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