sábado, 11 de agosto de 2012

El cabra de Artur Mas se echa al monte, como si no existiera la UAR de la Guardia Civil para pillarle.


























LA DECISIÓN de CiU de alentar movilizaciones a favor del pacto fiscal -un nuevo modelo similar al concierto vasco- equivale a romper unilateralmente el consenso político en materia de financiación autonómica. Si los constituyentes hubieran querido que otras comunidades además de los «territorios forales» tuvieran un régimen especial, así lo habrían hecho constar. Lo que no es de recibo es acogerse a la ley cuando conviene y pretender saltársela por las bravas cuando no dice lo que a uno le gustaría que dijera, que es lo que está propugnando el nacionalismo catalán.
El paso dado por CiU supone un órdago en toda regla. Con un discurso rupturista y un tono amenazante, el consejero de Interior de la Generalitat aumentó ayer la presión a favor del pacto fiscal. Felip Puig dijo que están decididos a lograr su objetivo sea como sea, «por pacto o por radicalidad». «Si están dispuestos a hacerlo pactadamente [en el Gobierno], lo haremos pactadamente, y si no, el pueblo de Cataluña tendrá que reflexionar sobre qué camino emprende», añadió.

Puig recurre a un sofisma para intentar avalar sus tesis. Presenta la negativa del Gobierno a aceptar el pacto fiscal como un desprecio a «la voluntad de Cataluña». Pero, por lo mismo, el Gobierno estaría obligado a asumir como un trágala toda propuesta unilateral que se le planteara.

Mariano, tienes que poner orden en el gallinero. Con los gobiernos de ZP, se ha perdido el respeto a la legalidad
El debate sobre la financiación llega además en el peor momento, justo cuando Bruselas y los inversores exigen disciplina fiscal a España, y después de que los gobiernos autonómicos hayan demostrado ser pésimos gestores. En esto también hace trampa Puig cuando asegura que Cataluña «no tendría que hacer ajustes si pudiera gestionar sus propios recursos».
La Generalitat está dispuesta a utilizar todos los resortes para agitar la calle, igual que hizo con ocasión del Estatuto, por lo que el asunto de la fiscalidad parece en realidad una excusa. En los próximos días, muchos colectivos -la práctica totalidad subvencionados por la Administración catalana- se pronunciarán a favor de la nueva financiación que reclama Artur Mas. El Consejo de Cámaras de Cataluña ya hizo ayer un llamamiento en ese sentido.

Por su parte, el secretario de Organización del PSOE, Óscar López, se equivocó ayer al asegurar que su partido apoyará las decisiones que tomen los socialistas catalanes. Lo hizo justo después de que Nadal, portavoz del PSC, respaldara el llamamiento de Mas a los ciudadanos para que se echen a la calle. Rubalcaba tiene que decidir si el PSOE actúa como un partido nacional o se entrega al nacionalismo.

El Ejecutivo de Rajoy debe mantenerse firme y negarse a discutir sobre el pacto fiscal o sobre cualquier otro asunto bajo la amenaza y la coacción. Si el modelo de financiación autonómica ha de corregirse, debe hacerse contando con todos los gobiernos autonómicos implicados, nunca tratando de resolver la cuestión de forma individual y mediante negociaciones bilaterales.

epsimo y EL MUNDO

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