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QUÉ CRÍTICA es la situación en los mercados financieros para que la
bolsa y la deuda respiren aliviadas la misma semana en la que el paro
sube hasta los 5,69 millones de personas, el mayor nivel en la Historia,
con 1,7 millones de familias con todos sus miembros en el desempleo. O
en la que el FMI exige nuevas medidas de ajuste. Y, también, en la que
Telefónica certificó con su renuncia a dar dividendo que las empresas
españolas tienen cerrado el grifo de la financiación por muy
multinacionales rentables que sean.
Porque a pesar de estas malas noticias, que en cualquier otra circunstancia hubieran supuesto una debacle, el Ibex ha ganado un 6% en la semana -avanzó un 10,2% entre el jueves y el viernes- y la prima de riesgo bajó 75 puntos básicos, hasta los 536, en los últimos dos días. Todavía no son niveles aceptables para la realidad económica española, pero sí denotan un cambio de actitud de los inversores internacionales, que parecen ver más cerca una solución a la crisis del euro y, por tanto, a los problemas de financiación de nuestro país.
Faltaba que Alemania certificara que está de acuerdo con las palabras de Draghi de apoyo al euro y eso llegó con un comunicado en el que Wolfgang Schäuble afirmó que «el Ministerio de Finanzas acoge con satisfacción la reciente declaración del presidente Draghi de que adoptará, dentro del mandato del BCE, las medidas necesarias para salvaguardar el euro». Palabras que hacían olvidar las reticencias mostradas por el Bundesbank por la mañana. Después, Merkel y Hollande señalaron en un comunicado conjunto tras una conversación telefónica que «Alemania y Francia están profundamente decididas a hacer todo lo que haga falta para proteger la zona euro».
Pero si hemos oído declaraciones similares en muchas ocasiones anteriores, ¿por qué ahora los mercados sí creen que puede ser diferente? La agencia Reuters informó ayer de que España ya ha discutido con Alemania los términos de un rescate total, que podría ascender a 300.000 millones de euros. Precisamente que la agencia difundiera esa cifra indica que el rescate es imposible porque no habría recursos para ayudar a España y, después, a Italia. La información fue desmentida rotundamente por el Ministerio de Economía y Soraya Sáenz de Santamaría se refirió a ello con un tajante «no va a haber rescate; no es una opción».
Lo sucedido en estos dos días muestra que la UE, a través del BCE y de los mecanismos de estabilidad financiera, tiene recursos para frenar ataques a países como España e Italia que elevan sus costes de financiación de forma injustificada. Y, sobre todo, que utilizar esos medios depende sólo de la voluntad política.
Pero no debemos olvidar que si el BCE, Alemania y Francia pueden salir con contundencia en apoyo del euro -que ahora es como decir en defensa de España e Italia- es porque los gobiernos luchan por hacer los deberes en materia de consolidación fiscal, aunque en nuestro caso con algunos errores que hemos criticado. Con todo, es posible que Rajoy y sus ministros hayan vivido la mejor semana desde que asumieron el poder. A pesar del paro y del FMI.
Porque a pesar de estas malas noticias, que en cualquier otra circunstancia hubieran supuesto una debacle, el Ibex ha ganado un 6% en la semana -avanzó un 10,2% entre el jueves y el viernes- y la prima de riesgo bajó 75 puntos básicos, hasta los 536, en los últimos dos días. Todavía no son niveles aceptables para la realidad económica española, pero sí denotan un cambio de actitud de los inversores internacionales, que parecen ver más cerca una solución a la crisis del euro y, por tanto, a los problemas de financiación de nuestro país.
Faltaba que Alemania certificara que está de acuerdo con las palabras de Draghi de apoyo al euro y eso llegó con un comunicado en el que Wolfgang Schäuble afirmó que «el Ministerio de Finanzas acoge con satisfacción la reciente declaración del presidente Draghi de que adoptará, dentro del mandato del BCE, las medidas necesarias para salvaguardar el euro». Palabras que hacían olvidar las reticencias mostradas por el Bundesbank por la mañana. Después, Merkel y Hollande señalaron en un comunicado conjunto tras una conversación telefónica que «Alemania y Francia están profundamente decididas a hacer todo lo que haga falta para proteger la zona euro».
Pero si hemos oído declaraciones similares en muchas ocasiones anteriores, ¿por qué ahora los mercados sí creen que puede ser diferente? La agencia Reuters informó ayer de que España ya ha discutido con Alemania los términos de un rescate total, que podría ascender a 300.000 millones de euros. Precisamente que la agencia difundiera esa cifra indica que el rescate es imposible porque no habría recursos para ayudar a España y, después, a Italia. La información fue desmentida rotundamente por el Ministerio de Economía y Soraya Sáenz de Santamaría se refirió a ello con un tajante «no va a haber rescate; no es una opción».
Lo sucedido en estos dos días muestra que la UE, a través del BCE y de los mecanismos de estabilidad financiera, tiene recursos para frenar ataques a países como España e Italia que elevan sus costes de financiación de forma injustificada. Y, sobre todo, que utilizar esos medios depende sólo de la voluntad política.
Pero no debemos olvidar que si el BCE, Alemania y Francia pueden salir con contundencia en apoyo del euro -que ahora es como decir en defensa de España e Italia- es porque los gobiernos luchan por hacer los deberes en materia de consolidación fiscal, aunque en nuestro caso con algunos errores que hemos criticado. Con todo, es posible que Rajoy y sus ministros hayan vivido la mejor semana desde que asumieron el poder. A pesar del paro y del FMI.
epsimo y EL MUNDO
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