Según la DEA, coordina los envíos de cocaína de Colombia a este cártel mexicano
Las
sanciones emitidas por Estados Unidos el miércoles pasado contra cinco
ciudadanos libaneses por mantener vínculos con una red de narcotráfico
con ramificaciones en Sudamérica, Líbano y África occidental, no son más
que la punta del iceberg de un complicado entramado en el que el grupo
chií Hizbolá emerge, una vez más, como gran beneficiario del blanqueo de
dinero procedente del tráfico de drogas internacional y de otras
actividades ilegales.
Si
bien los servicios de inteligencia norteamericanos siempre habían
creído que Hizbolá no era más que un beneficiario pasivo de muchas de
las actividades criminales llevadas a cabo por sus partidarios en el
extranjero, lo cierto es que las últimas revelaciones apuntan claramente
a la participación directa de miembros de la milicia en el tráfico de
cocaína en América del Sur. El pasado 13 de diciembre la Agencias
Antidrogas Estadounidense (DEA), encausaba criminalmente al presunto
operador financiero de Hizbolá, el libanés Ayman Saied Juma, alias
«Junior», por «haber conspirado durante ocho años para coordinar los
envíos de decenas de toneladas de cocaína desde Colombia a Centroamérica
para venderlas al cártel mexicano de Los Zetas». Según la DEA, este
libanés de 47 años, nacionalizado colombiano y dueño del prestigioso
Hotel Cesar Palace de Beirut, estaría además blanqueando más de 200
millones de dólares al mes procedentes del narcotráfico a través del
sector financiero libanés. Así, el Tesoro estadounidense presentó cargos
el año pasado contra el Banco Libanés Canadiense (LCB) por su papel
apoyando actividades de blanqueo de dinero de Ayman Juma, que, además,
estaría canalizando apoyo financiero a Hizbolá. Al parecer, Juma cobraba
entre un 8 y un 14 por ciento por el lavado de dinero repartido en
cuentas del LCB pertenecientes a empresarios chiíes vinculados al
Partido de Dios.
Si
bien no existen pruebas que demuestren la relación directa entre
Hizbolá y Los Zetas no cabe duda de que Juma, en paradero desconocido,
es el eje que hace negocios con ambas organizaciones. La red de Juma «es
una sofisticada banda multinacional de lavado de dinero, que blanquea
divisas procedentes del tráfico de drogas para el beneficio de
criminales y el grupo terrorista Hizbolá», afirmó hace tres días el
subsecretario del Tesoro para Terrorismo e Inteligencia Financiera,
David Cohen.
Para
muchos analistas, un vínculo entre el grupo chií y Los Zetas podría
tener profundas repercusiones políticas ya que significaría el comienzo
de una mayor influencia de Irán en América Latina. Si bien EE.UU. ha
descartado la colaboración entre ambas organizaciones, lo cierto es que
cada vez se hacen más evidentes las conexiones extensas e intrincadas
entre Hizbolá y el tráfico de cocaína en América del Sur.
ABC
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