El acuerdo se centró en tres cuestiones clave: una quita «voluntaria» del 50% para la deuda griega; la recapitalización de los principales bancos de la Eurozona para que sus recursos básicos alcancen el 9% de los activos en junio de 2012, y el refuerzo del fondo de rescate, cuyo volumen podría ascender hasta 1,4 billones de euros según el sistema que se decida utilizar para llenarlo.
En el texto, la UE reconoce los esfuerzos realizados por España, como la reforma constitucional sobre el control del déficit, pero le recuerda el compromiso ineludible de rebajarlo al 6% este año. Un objetivo muy difícil a la vista la evolución de las cuentas autonómicas y que traerá consecuencias en forma de más recortes en 2012. Pero la cuestión que ha indignado a la banca de nuestro país es que se le obligue a captar nada menos que 26.161 millones de euros para recapitalizarse, lo que supone la cuarta parte de las necesidades totales y el mayor volumen exigido a ningún país, tras Grecia. Se supone que ese esfuerzo se iba a pedir a las entidades más perjudicadas por la quita helena y nuestros bancos apenas tienen bonos de ese país. Éste fue el clamor ayer de los directivos bancarios. El presidente del BBVA, Francisco González, se quejó de que la Autoridad Bancaria Europea (EBA) no hubiera abordado el «problema de la calidad de los activos del sistema financiero europeo», aludiendo a la conveniencia de que en el caso español se hubiera tenido en cuenta la exposición a las deudas del ladrillo.
«Discriminación» fue el término que más se oyó ayer en labios de los banqueros. A la vez que se apresuraban a decir que harán frente a esos 26.000 millones -que serán 13.000 millones si se computan las obligaciones convertibles y lo ya capitalizado- sin recurrir al Estado. Veremos si es así en todos los casos, pero está claro que la búsqueda de recursos va a tener muy ocupados a los gestores. Lo explicaba el consejero delegado del Banco Sabadell al advertir que la recapitalización «no será un problema, pero presionará al crédito». Es decir, las entidades no estarán en condiciones de prestar hasta que hayan solucionado su problema. Y sin financiación es difícil la actividad empresarial, el consumo familiar y, por tanto, el crecimiento económico, como afirmó Mariano Rajoy, que participó junto a Francisco González en un acto de la Asociación de Trabajadores Autónomos.
Sottovoce, las críticas se dirigieron también a la escasa capacidad de negociación del Gobierno en esta cumbre. Emilio Botín, el banquero de cabecera, pedía la semana pasada un análisis de las necesidades de capital de cada entidad antes de fijar un plan indiscriminado para toda la UE, pero el Ejecutivo no respaldó la iniciativa y la EBA no ha tenido en cuenta esta recomendación.
Hay que volver la mirada a aquel 24 de septiembre de 2008 neoyorquino. Lehman acababa de caer y Zapatero, sentado en una mesa con representantes de los principales bancos de EEUU, calificó al sistema financiero español como «el más sólido del mundo». En esas semanas EEUU, Irlanda y el Reino Unido ya tomaban medidas para sanear sus entidades. La inoperancia de entonces, también del Banco de España, y la desidia de ahora nos han conducido a este trance
Un acuerdo que hunde a España
Europa nos humillaEL CINÍMO SOSIATA:
La jefa de campaña de Rubalcaba defiende que los socialistas lleven a sus hijos a colegios privados
Tráfico pide a la Guardia Civil que no denuncie el mal estado de las carreteras
causa contra manzano
Especial: 11-M, masacre en Madrid
No hay comentarios:
Publicar un comentario