El espasmódico final de Zapatero está golpeando con dureza las aspiraciones de su candidato. El penúltimo ejemplo es el impuesto para las rentas altas. Si ya resulta escandaloso que el Gobierno apruebe un viernes lo que el candidato le pide el domingo anterior en su órgano de expresión o que un Ejecutivo saliente cambie una ley a escasos días de disolver las Cortes, no es menos grave el caos declarativo. La vicepresidenta Salgado -encargada de presentar la reforma ante el Consejo de Ministros- declara que no le consta que se vaya a aprobar, Blanco dice que afectará a 90.000 contribuyentes y horas después Rubalcaba eleva la cifra a 200.000. Un espectáculo que resulta excesivo incluso para un Gobierno que nos tiene acostumbrados a las ocurrencias y las rectificaciones.
Lo que le faltaba a Rubalcaba era una rebelión interna, teniendo en cuenta que ha repetido muchas veces en las últimas semanas que el líder del PSOE es él. Sin embargo, la chispa ha saltado a la hora de elaborar las listas electorales, ya que al contrario de lo que dice el Evangelio, la mies es poca y los obreros muchos. En Andalucía las listas han originado numerosos conflictos internos, hasta el punto de que la ex ministra Carmen Calvo renunció a presentarse por Córdoba ante la inclusión de Rosa Aguilar. Rubalcaba se ha visto obligado a situar a personas de confianza como paracaidistas -antiguamente llamados cuneros- en puestos de salida en las listas al Congreso. El caso más flagrante es el de su ex número dos y actual ministro del Interior, Antonio Camacho, a quien pretende situar de cabeza en Zamora, donde los socialistas han logrado un único diputado en todas las generales. Esta es una práctica reprobable y completamente contraria a la democracia interna de los partidos, en la que no sólo incurre el PSOE ya que el PP ha abusado de ella en la misma provincia. Ayudados por José Bono -que mantiene estrecha relación con el único diputado socialista de Zamora, Jesús Cuadrado, desde que era ministro de Defensa- y el delegado del Gobierno en Castilla y León, los socialistas zamoranos se oponen a que Camacho encabece la lista. El intento de meter al ministro con forceps en una provincia que seguramente conocerá como turista no puede disociarse de su necesidad de gozar de aforamiento. No en vano él era el jefe de los mandos policiales procesados por el chivatazo a ETA, cuya andadura judicial continúa
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(TB. PUEDES VERLO CLICANDO EL TITULAR)
La localidad limítrofe con el País Vasco celebra estos días sus fiestas patronales, y algunas cuadrillas del pueblo decidieron hacer chanza de los símbolos del Estado, grabarlo en vídeo, editarlo con imágenes del servicio de propaganda franquista No-Do y colgarlo en la red social de vídeos Youtube, según recogió ayer elconfidencialdigital.com.
La broma contó con la aquiescencia de las autoridades locales (Bildu), pues el espectáculo se desarrolló por las calles más céntricas de la localidad. El fin del vídeo indica a las Fuerzas de Seguridad que «ni se las quiere ni se las necesita» en Alsasua, y denuncia la «asfixiante presencia de los distintos cuerpos policiales» en el municipio navarro, en el que Bildu gobierna en minoría en el Ayuntamiento.
La performance no fue reivindicada por ningún colectivo ni organización, y en ella participaron vecinos del pueblo caracterizados para la ocasión con disfraces.
La parodia consistió en una parada militar presidida por un imitador del Rey vestido con su uniforme de gala -imitado con todo lujo de detalles, del fajín a los guantes blancos-, una comida popular presidida por él mismo, un desfile militar que incluía una bandera preconstitucional y otra nazi entre los complementos de la caracterización, unas maniobras militares y un discurso final por parte del falso monarca desde un balcón.
En la grabación, el falso jefe de Estado pronuncia su discurso imitando al Rey Juan Carlos. Se muestra irónico al felicitar a las Fuerzas de Seguridad por su labor en el pueblo y resalta que en Alsasua cuentan con 115 agentes por cada 1.000 habitantes. Termina su alocución gritando: «¡Viva España!, ¡viva el Rey!, ¡viva el orden y la ley!, ¡viva España una, grande y libre!».
El vídeo colgado en Youtube advierte de que es una parodia, «pero se acerca bastante a la realidad», dice, y añade: «Puede ser una exageración o puede ser la muestra de un futuro negro que nos espera». Como colofón, dos encapuchados despliegan una pancarta en la que piden a las Fuerzas de Seguridad «que se vayan a hacer hostias».
La actuación, que se extendió a lo largo de todo el día, contó incluso con carteles, que no estaban firmados por ninguna organización ni colectivo, pero que contaban con el reclamo de su título: El discurso del Rey, en referencia a la película ganadora de cuatro Oscar.
Ni la Delegación del Gobierno en Navarra ni el Gobierno foral sabían de la existencia de la grabación, aunque ambas instituciones indicaron a EL MUNDO que están investigando lo ocurrido. El Ayuntamiento de Alsasua no respondió a las llamadas de este periódico.
El suceso del pasado 3 de septiembre en Alsasua guarda algunas semejanzas con otro similar escenificado en Leiza, otra localidad del norte de Navarra también gobernada por Bildu. El Ayuntamiento de ese municipio permitió un homenaje a los presos de ETA el pasado 10 de agosto tras el chupinazo que da inicio a las fiestas patronales. La Audiencia Nacional citó al alcalde, Oier Eizmendi, por un supuesto delito de enaltecimiento del terrorismo.
El primer edil de Leiza aseguró el pasado día 8 ante el tribunal que no se enteró de nada de lo que pasó y argumentó, sin embargo, que el brindis por los presos de la banda terrorista es una costumbre arraigada en el municipio que se repite todos los años
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