Saludable ejercicio de transparencia de los políticos
Los cargos públicos españoles tienen de media 163.000 euros y dos casas. No puede considerarse un dato escandaloso ni llegar a la conclusión de que los políticos españoles sean ricos. Si bien es verdad que tendríamos que saber con qué patrimonio llegaron al cargo para valorar si su paso por la política ha incrementado sus bienes de forma abusiva, lo cierto es que están en la media -o incluso por debajo- de lo que cualquier profesional liberal medio puede ahorrar viviendo de su trabajo. Como ejemplo, podríamos citar el de Fraga. Es completamente normal que en toda una vida dedicada a la política, el senador haya ahorrado un millón de euros y un piso. Lo mismo cabe decir de los patrimonios de Rajoy y Rubalcaba, quienes como candidatos a las generales ofrecen a los ciudadanos una información relevante. Además, dar publicidad a sus declaraciones significa asumir un compromiso que les vincula ante los ciudadanos. Cuando abandonen la política, todo el mundo podrá comprobar si se han aprovechado o no de sus cargos para enriquecerse.
Una de las declaraciones que seguramente se mirará con lupa es la de José Bono, cuya participación en la polémica hípica asciende a 1,6 millones de euros. En este caso el debate no es la cuantía del patrimonio del presidente del Congreso, sino la discutible posibilidad legal de que los diputados o ministros puedan desarrollar una actividad comercial de cara al público durante el ejercicio de sus funciones.
La casuística concreta puede resultar más o menos llamativa. Por ejemplo, Mercedes Cabrera, diputada socialista, es la más pudiente con más de seis millones de euros, pero hay que tener en cuenta su matrimonio con un destacado analista del mundo financiero. Pero en conjunto, lo más discutible desde el punto de vista de la austeridad es la pensión que reciben los ex diputados después de abandonar el Congreso, con cuantías en algunos casos bastante elevadas. Es sorprendente -y esta vez si escandaloso- que Ricardo García Damborenea, condenado por el secuestro de Segundo Marey, reciba más de 2.000 euros mensuales.
epsimo y EL MUNDO____________________________
Desde el primer momento hemos venido reclamando que nuestros políticos sean transparentes en todo lo referente a sus patrimonios.
Dinero, euros y despilfarro público.
Lo llamativo no son sus 'fortunas' sino el morbo con el que ha acogido el asunto la ciudadanía española. La curiosidad popular es tal que se han colpasado las webs del Congreso y el Senado.
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