El magistrado subraya que el Tribunal Supremo ya investigó «exhaustivamente» durante un año al ex senador y tesorero del PP sin encontrar pruebas de delito fiscal ni de cohecho. Bárcenas había sido imputado en julio de 2009 por el Supremo, que se había hecho cargo de la investigación por su condición de aforado. Anteriormente, el caso había sido instruido por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, donde luego volvió al dimitir de senador, y por el juez Garzón, que inició las primeras actuaciones en la Audiencia Nacional.
Este complejo itinerario jurídico ha podido favorecer a Bárcenas, pero el hecho es que Pedreira ha archivado el caso al no encontrar pruebas para sentar al ex dirigente del PP en el banquillo. Eso es lo que puede deducirse al menos del enmarañado y confuso auto del juez, que reconoce que no ha podido investigar el incremento patrimonial de la esposa de Bárcenas, detectado por la Agencia Tributaria al haber quedado previamente exonerada de esta causa.
Igualmente, el auto acredita también que el posible delito fiscal de Bárcenas había prescrito unos pocos días antes de la imputación formal, aunque reconoce que las cantidades hipotéticamente defraudadas en 2002 y 2003 no llegaban al montante fijado por la ley para exigir responsabilidades penales. Estas consideraciones son importantes, pero lo esencial es que el auto de Pedreira señala que no hay indicios consistentes para afirmar que Bárcenas interviniera en favor de Francisco Correa para lograr contratos del PP ni traza de financiación ilegal alguna a nivel nacional, lo que priva al PSOE y a Rubalcaba de una importante baza propagandística.
Pedreira considera que Bárcenas como tesorero no tenía influencia para la adjudicación de contratos, pero va incluso más allá al afirmar que no se puede probar que, cuando Correa hablaba de «Luis El Cabrón», se refiriese a Bárcenas. El magistrado afirma de forma bastante inconsistente que no es verosímil que Correa hablara en esos términos de una persona que presumiblemente le habría hecho rico. Pero también existían en el sumario múltiples anotaciones de pagos a «L.B.», «L. Bárcenas» y «L. Barc.», la grabación de una conversación en la que Correa decía haber entregado al tesorero «1.000 millones» y los testimonios de tres antiguos empleados del cabecilla de la trama que incriminaban al acusado.
Es evidente que ni la propia Fiscalía ni el instructor han podido relacionar todos estos elementos para construir una acusación consistente. En este sentido, el propio Pedreira señala que «no siempre se puede probar la existencia o inexistencia de un hecho jurídico», lo que puede ser interpretado como una justificación de su impotencia.
A la luz de este auto, cabe hacer dos reflexiones. La primera es que Bárcenas no ha podido ser llevado al banquillo a pesar del empeño de la Fiscalía, que puede recurrir el archivo, y de los informes incriminatorios de la Agencia Tributaria. La segunda es que Bárcenas es ya un ciudadano libre de toda sospecha penal al haber prevalecido su presunción de inocencia. Como ni el PP quiere volver a nombrarle para responsabilidad alguna ni él pretende volver a la política, el asunto queda de momento zanjado y el caso Gürtel, desactivado como arma electoral contra Rajoy
Bárcenas no era «Luis el cabrón» o «LB» El extesorero del PP estaba imputado por delito fiscal y cohecho por el «caso Gürtel». Estos son los argumentos por los que el juez lo exculpa de forma provisional
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