Almunia era el secretario general y Borrell el candidato del PSOE en aquel momento. Esta vía de comunicación es anterior a la de Eguiguren y se mantuvo tras la ilegalización de los proetarras.
El entonces ministro del Interior dice sentirse “sorprendido” y asegura que González estuvo detrás. Ferraz blinda a su referente y fija el silencio en las filas socialistas.
Cuando al millonario Rubalcaba le dijeon que el Régimen era él
Primero consignas, luego quema de banderas y después amenazas/ Un impuesto expropiatorio, una baza a la demagogia de Rubalcaba
Un impuesto expropiatorio, una baza a la demagogia de Rubalcaba
El tributo sobre el Patrimonio regulado en 1977 sólo tenía un objetivo: intentar localizar a los españoles con más bienes y que en el sistema franquista habían estado al margen del pago de impuestos. El legislador pretendía que determinados contribuyentes se retrataran ante Hacienda y, así, poder investigar orígenes y destinos de esos bienes. Se sabía o que era un impuesto injusto porque gravaba bienes adquiridos con rentas sobre las que ya se había tributado, pero no era su objetivo que los ricos pagaran más. Para eso estaba, por ejemplo, la progresividad del IRPF.
Por eso, hay que tachar de demagógicamente perversa la intención de Rubalcaba, que confirmó ayer la noticia adelantada por EL MUNDO: el Gobierno resucitará este viernes este impuesto confiscatorio. Porque no es un gravamen para las fortunas como quiere dar a entender la propaganda socialista. Nuestro sistema impositivo lleva a que los grandes patrimonios busquen acomodo en sociedades -empresas interpuestas, Sicav,...- con una fiscalidad mucho más favorable que la de las personas físicas. Ni con la exención del primer millón de euros, como pretende el Gobierno si legalmente puede, podemos pensar que trata de ese impuesto para ricos que la crisis financiera ha puesto de moda. Rubalcaba lo sabe.
Como también sabe que la recaudación que se conseguirá si se reintroduce no va a aliviar las cuentas públicas. En 2007, la Administración ingresó 2.100 millones de euros por Patrimonio. Con las supuestas nuevas condiciones, el impuesto podría recaudar unos 900 millones, menos que, por ejemplo, los 1.000 millones que Barreda acumuló en facturas sin pagar en los últimos dos meses y medio de su mandato. Cualquier céntimo que ingrese el Estado es necesario, pero convertir el Impuesto sobre el Patrimonio en instrumento del incremento de la recaudación y de la lucha contra el paro - el candidato quiere destinar ese dinero al empleo juvenil- es una burla a la sociedad.
El del Patrimonio es hoy, como en 2008, un impuesto confiscatorio y el PP obra correctamente cuando se opone a su reimplantación. Todo parece indicar que esta iniciativa no prosperará y sólo quedará como el último tributo que Zapatero ha pagado a la demagogia de Rubalcaba
Como cada año, la Diada se convirtió en un memorial de agravios.
Los cortinajes se han caído, dejando al descubierto toda la tramoya socialista.
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