A LA ESPERA de ser proclamado candidato del PSOE tras la farsa de las primarias a las que sólo él concurrió, Alfredo P. Rubalcaba -así es como se presenta en el cartel de la invitación- está empezando a enseñar sus cartas estratégicas para la larga precampaña de las generales. La línea que domina las actuaciones y declaraciones públicas del vicepresidente es la del giro a la izquierda para recuperar a los desencantados votantes del PSOE y contentar a los indignados del 15-M. El viernes, tras el último Consejo de Ministros fue el encargado de explicar como portavoz algunas medidas -préstamos del ICO a los ayuntamientos, ayudas a los hipotecados que no pueden pagar- destinadas a dar lustre a lo que los socialistas llaman política social. Ayer sábado, Rubalcaba dio una vuelta de tuerca a esa estrategia con críticas a los bancos, a quienes pidió responsabilidades por conceder hipotecas de alto riesgo que ahora los clientes no pueden pagar. «Tienen que cobrar las hipotecas, pero no pueden hacerlo a coste cero, a costa de la gente», señaló en un acto con dirigentes y militantes. 
La estrategia del candidato es bastante simple, demagógica y populista: consiste en culpar a los bancos de la grave situación que atraviesa la economía española, regalando el oído de los ciudadanos -¿acaso la gente no sabía qué clase de hipoteca estaba firmando?- y obviando por completo la propia responsabilidad del Gobierno socialista en el agravamiento de la crisis, de cuya gestión es corresponsable Rubalcaba. Según publicamos hoy, el principal objetivo del vicepresidente y ministro es precisamente cortar amarras con el presidente y buscar su propio perfil. Así lo asegura también en una entrevista José Blanco: «Las recetas de Rubalcaba deben ser distintas a las de Zapatero». Con sus críticas a los bancos, Rubalcaba quiere que el electorado socialista y el 15-M olviden y perdonen las reuniones y fotos en La Moncloa de este Gobierno con los grandes banqueros en el último año para consensuar con ellos las medidas anticrisis.
Es obvio que los bancos, como los inspectores de Hacienda, no gozan de una gran popularidad. Pero disparar contra los banqueros resulta una estrategia electoral casi a la desesperada. En la campaña del año 86, el entonces candidato del CDS, Adolfo Suárez, hizo de la banca el blanco de sus mítines, calificándola como «madrastra» porque no le daban créditos. El ex presidente se paseó por España con una pegatina en la que decía: «Yo también tengo problemas con los bancos. Vota CDS». Pero era un partido minoritario. La pretensión de Rubalcaba de retomar un discurso izquierdista de salón y de distanciarse de Zapatero, como si él no hubiera sido su alter ego, puede ser el consejo de sus asesores, pero tiene un problema: es, sencillamente, increíble.
La banda aseguró en un documento interno de 2009 que la masacre “trajo el cambio del Gobierno de España”. Consideró que la victoria de Zapatero “echó al suelo el muro del PP que parecía insuperable”.
El Gobierno promete a los grupos soberanistas más infraestructuras y transferencias en el tramo final de la legislatura. Las actuaciones serán incluidas en la letra pequeña de los próximos.
Zapatero paga a precio de oro el apoyo de los nacionalistas.
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Un alcalde de Bildu se fotografía con su pueblo para apoyar a un etarra
... Y, CON LOS COLEGUITAS DE LOS SANGUINARIOS EN LAS INSTITUCIONES, "SEGURO QUE SI", SEÑOR VICE O LO QUE SEAS. Y PARA EL COLMO:
Rubalcaba se jacta de tener la solución contra el paro
...y, ¿QUÉ COÑO HAS ESTADO HACIENDO EN EL GOBIERNO DESDE EL 2006?
El candidato Rubalcaba, un mentiroso compulsivo
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