Rubalcaba no intenta ganar a Rajoy: quiere suceder a ZP
Las únicas iniciativas concretas que dio a conocer Rubalcaba pueden contarse con los dedos de una mano: está decidido a rescatar el impuesto de patrimonio, pretende implantar una tasa a los beneficios de la banca y quiere impulsar una reforma de la Ley Electoral. Las dos primeras propuestas las sustentó en la demagogia y el trazo grueso dividiendo el país en dos grupos: «aquellos que no han sufrido con la crisis» -donde situó a la banca y a los «grandes patrimonios»-, y el resto.
En cuanto a la tasa bancaria, Rubalcaba debería explicar cómo repercutiría su aplicación. En un momento en el que el crédito no fluye, esa medida contribuiría seguramente a contraer más la circulación de dinero. Además, dado que los bancos no son entidades filantrópicas, es fácil suponer que trasladarían automáticamente esa carga para que la soportaran sus clientes.
Tampoco se entiende que si el PSOE pretende recaudar más de los que más tienen se centre únicamente en la banca, cuando hay otros sectores como el de la energía o el de las telecomunicaciones que están obteniendo grandes beneficios. Por eso, siguiendo esa línea argumental, y a menos de que lo que persiga Rubalcaba sea sólo desmarcarse de la imagen de Botín, lo lógico sería modificar el impuesto de sociedades y no aplicar un impuesto exclusivo para la banca. Pero, ¿cómo casaría eso con la competitividad de la economía? ¿Cómo reaccionarían los mercados?
Respecto del anuncio de acometer una reimplantación selectiva del impuesto de patrimonio -sólo a las clases altas, dijo-, es un gesto de cara a la galería. Para que la recaudación de ese gravamen sea provechoso y no pura anécdota debe aplicarse al grueso de los contribuyentes.
Al margen de la más que dudosa utilidad que ambas medidas tendrían para remontar la crisis, lo que ya queda claro es que habrá elecciones en otoño: nadie entendería que el Gobierno no las pusiera en práctica de inmediato.
Por lo que se refiere a la reforma de la Ley Electoral, Rubalcaba dijo estar dispuesto a impulsar un modelo más participativo, inspirado en el alemán. Sorprende que quien se ha opuesto a las primarias dentro del PSOE apueste por esa fórmula, por la que abogó EL MUNDO en 2008 al lanzar sus propuestas para regenerar nuestra democracia. ¿Por qué en todos estos años que ha estado en el Gobierno no la ha planteado?
Rubalcaba fue muy aplaudido por sus compañeros, necesitados de un recambio que evite una catástrofe electoral como la que vaticinan las encuestas. Pero su renuncia a hablar para el conjunto de la ciudadanía dio como resultado un discurso decepcionante, con sonadas omisiones -no hubo ni una sola palabra para Bildu, por ejemplo- y demasiado pobre para el súper Rubalcaba que una semana antes presumía de tener las recetas para sacar a España de la crisis. «Sé lo que tenemos que hacer» y «tengo las propuestas para hacerlo», había dicho con aire de intriga para preparar su presentación de ayer. Ese supuesto programa que parecía dibujar un nuevo proyecto para el país no apareció y su receta contra el paro se reduce a un impuesto a la banca.
Rubalcaba incurrió, en realidad, en una gran contradicción: en su puesta de largo como candidato habló más pensando en garantizarse el control del partido que como aspirante a ganar las elecciones a Rajoy. Y el acto dejó imágenes chocantes, como ver a Zapatero aplaudiendo el anuncio de un impuesto a la banca que nunca ha planteado en siete años de gobierno o esa otra que recogemos en nuestra portada: por primera vez el relevo del líder en un partido en España supone incorporar a alguien casi 10 años más viejo que su predecesor.
Zapatero no puede seguir dirigiendo un Ejecutivo que ha dejado de existir y que, conforme con la tradición socialista, va a estar estrictamente subordinado a los intereses de su partido, es decir, a las indicaciones de quien todavía es su
¿Crisis y cambio de gobierno? Leve movimiento de fichas propias. ¿Propias…, de quién? Obviamente, de Rubalcaba, Pérez, Alfredo, Freddy, Ruby o como guste presentarse.
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ME DICEN, ME COMENTAN, QUE ALFREDO SE SIENTE PERSEGUIDO POR
"LA CAL VIVA"
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