domingo, 3 de julio de 2011

Desde penitenciario de mujeres a psiquiátrico

Presos amotinados en el tejado, suceso de los años ochenta. Foto

Tras su clausura, todos los proyectos alternativos han fracasado

En enero de 1995, los sindicatos hacían pública la decisión definitiva del Gobierno central de cerrar la Prisión Provincial de Zamora y trasladar a sus 150 funcionarios a la macrocárcel de Topas, a punto de entrar en funcionamiento. En julio de ese mismo año, Instituciones Penitenciarias apuraban el traslado de los presos peligrosos a ciudades como Madrid, Jaén o Puerto de Santa María. El centro pondría fin a su actividad en noviembre de 1995 después de cuatro décadas dedicadas a retener entre sus rejas todo tipo de reclusos, desde curas independentistas vascos a miembros del Grapo, que protagonizaron en 1979 una célebre fuga que fue vital para recomponer el grupo terrorista.

La noticia de la clausura abría las especulaciones sobre su nueva utilización. Sin embargo, pese a la tormenta de ideas inicial, nada se ha hecho en la prisión durante 16 años, salvo servir de escenario a varios cortometrajes y al rodaje de la exitosa cinta española «Celda 211» hace un par de años.

Con Antolín Martín como presidente, la Diputación Provincial proponía la creación de un centro psiquiátrico penitenciario en unas instalaciones para aprovechar el buen estado de las instalaciones. Años más tarde, la institución provincial matizaría la idea para invitar a las empresas a financiar un psiquiátrico privado al objeto de acoger los 200 pacientes mentales que por el año 1998 había en la provincia.
Desde Instituciones Penitenciarias también valoraron la creación de un centro para mujeres reclusas, un año más tarde de trasladarse los presos de Zamora a Topas. Junto a esta opción, también se barajaba la creación de un penitenciario para reclusos de fin de semana. Ninguna de estas opciones llegaría a buen puerto.

Pese a la saturación de la macroprisión de Topas, Zamora continúa sin un lugar para reclusos

Así las cosas, más adelante se produciría la desafección del uso penitenciario de las instalaciones, aunque nunca se llegó a descartar recuperar el enorme edificio con este fin. El propio subdelegado del Gobierno en Zamora, Óscar Reguera, lo recordaba en 2003, incidiendo en la necesidad de reutilizar la antigua prisión. Aún así y pese a la saturación de la macrocárcel de Topas, nada más se ha sabido de todos aquellos proyectos.

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