Y no será porque le falten advertencias y recomendaciones solventes. El FMI, el empresariado, Fernández Ordóñez y el comisario Almunia coincidieron ayer en la necesidad de acelerar y profundizar en las reformas. Sobre todo, el FMI considera imprescindible un cambio profundo «y valiente» del mercado laboral -lo que quiere decir un abaratamiento del despido- puesto que los cambios cosméticos que el Gobierno aprobó en septiembre han sido un fiasco. El Gobierno ni siquiera se plantea la posibilidad de revisar esta reforma, a pesar de que ni ha servido para crear empleo, ni tampoco para que disminuya la presión de los mercados sobre nuestro país.
Otro tanto cabe decir del decreto de negociación colectiva que esta semana convalidará el Congreso, seguramente sólo con los votos del PSOE. Los empresarios, principales afectados por la norma, lo consideran insuficiente e ineficaz. A medio plazo, el FMI es implacable en su diagnóstico si no continúa la consolidación fiscal y se acometen más reformas. La lenta recuperación minará la creación de empleo, seguirá sin llegar el crédito a familias y empresas, y el paro persistirá por unos «costes laborales inflexibles». Los empresarios madrileños de la Ceim reiteraron ayer su propuesta de contrato «fijo y único» con una indemnización por despido de 20 días por año y apostaron por una convocatoria electoral anticipada, lo que no es incompatible con que Zapatero impulse las reformas.
El portavoz del PP en el Senado censuró ayer en la sesión de control el «empeño» de Zapatero en agotar la legislatura y le pidió que ponga los intereses de España por encima de «los suyos y los de su partido». El jefe del Ejecutivo, sin embargo, insistió en agotar la legislatura para hacer las reformas. Precisamente aquí reside la falacia del presidente. Puede que agotar la legislatura estuviera justificado para llevar a cabo los cambios. Pero sucede que nadie -salvo él y su Gobierno- aprecia que sus reformas sean las adecuadas. Pero aún hay más. Tomando al pie de la letra su discurso, sólo quedarían pendientes dos reformas: la de las pensiones y el decreto de negociación colectiva. Ambas se podrían aprobar en el mes de julio y convocar elecciones en septiembre. También los caminos de la dialéctica se le van cerrando a Zapatero.
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