martes, 3 de mayo de 2011

Una buena noticia para la Humanidad

Zapatero embusteroLA MUERTE de Osama bin Laden en una audaz operación militar de EEUU en Pakistán es el punto final al pulso que el mayor terrorista del planeta mantenía con este país y con Occidente desde hacía una década. Cuando Bin Laden puso su firma a los atentados contra las Torres Gemelas en una acción que causó cerca de 3.000 muertos y que conmovió a la Humanidad, abrió un nuevo capítulo de la Historia instigando la confrontación entre el Islam y el resto del mundo.

Lo primero que hay que decir es que, aunque no podemos alegrarnos de la muerte de nadie, la desaparición de Bin Laden es una buena noticia, particularmente para la democracia y el sistema de valores que ésta encarna, tanto de respeto a los derechos humanos como de convivencia pacífica. Pocas personas han hecho tanto daño como el terrorista saudí. Además de los atentados que ha dirigido, está su llamada a la guerra santa, que ha llevado la desolación a todos los rincones del mundo.

Zapatero embusteroSu muerte ha sido una acto de guerra autorizado por el presidente Obama dentro de los límites que las leyes de EEUU le conceden. Eso distingue los hechos de cualquier actuación extrajudicial o de terrorismo de Estado, como las que en alguna ocasión han realizado el Mosad o los servicios británicos, o las que tuvieron lugar en España en tiempos de los GAL. Por eso Obama ha salido en televisión para explicar, con orgullo, el valor de la operación.

La muerte de Bin Laden se enmarca en la guerra declarada a Al Qaeda en 2001 por el entonces presidente Bush pocas horas después del 11-S. Hay que recordar que, sólo tres días después de los atentados, el Congreso de EEUU facultaba al presidente para «contraatacar contra cualquier persona, organización o Estado sospechoso de estar envuelto en ataques terroristas». Es muy significativo el gesto de Obama de comunicar a su antecesor la muerte del terrorista antes de hacerlo de forma oficial al resto de la nación. En la lucha contra el terrorismo, Obama representa la continuidad de Bush.

La muerte de Bin Laden ha sido acogida con satisfacción general en todo el mundo. A esas reacciones, el vicepresidente Rubalcaba y la portavoz socialista Elena Valenciano le han puesto una nota interesada uniendo el nombre del terrorista a los atentados del 11-M. No existe ninguna prueba de la intervención de Al Qaeda en los atentados de Madrid, como quedó acreditado en el juicio que absolvió a los falsos cerebros islamistas remotamente conectados con la organización. Y nada aporta que Hillary Clinton le endosara también a Bin Laden esta masacre sin esclarecer.

Es lógico que, desde el punto de vista moral, la muerte de Bin Laden plantee el dilema de la licitud del crimen como forma de defenderse de un terrorista. Por ahora no tenemos elementos de juicio suficientes para saber si se le hubiera podido detener, que hubiera sido lo deseable. «Sólo se le habría capturado vivo si hubiera ondeado una bandera blanca», han justificado fuentes de seguridad de EEUU, lo que equivale a asumir que han ido a por él con todas las consecuencias. En todo caso, estamos ante un claro episodio de legítima defensa. Desde el punto de vista de las relaciones internacionales cabría preguntarse también si no hubiera sido mejor que EEUU coordinara con Pakistán una operación que ha sido efectuada en su territorio. Sin embargo, la infiltración de Al Qaeda en la Administración de este país aconsejaba dirigir la actuación con el máximo secreto. Prueba de que la fidelidad de Pakistán hacia Occidente está más que puesta en duda es que Bin Laden no residía en ninguna cueva recóndita de una montaña perdida, sino en una ciudad militar, rodeado de casas de militares paquistaníes -algunos retirados y otros en activo-, en un edificio perfectamente identificable y rodeado de medidas de seguridad que no pueden haber pasado inadvertidas a las autoridades.

La confusión generada a raíz de unas imágenes falsas del terrorista muerto y el hecho de que fuentes oficiales de EEUU hayan afirmado que el cadáver ha sido arrojado al mar, obliga a Washington a difundir testimonios que aclaren lo sucedido, para no alimentar especulaciones que hagan crecer el mito de Bin Laden. Es una incógnita qué repercusión tendrá su muerte en la capacidad operativa de Al Qaeda, pero lo que es evidente es que estamos ante una victoria de EEUU, un triunfo para su prestigio que refuerza también la confianza en la eficacia del sistema democrático para defenderse de sus enemigos. La presencia periódica de Bin Laden en vídeos y sus llamamientos a la yihad estimulaban el escepticismo sobre la capacidad de Occidente de atrapar a quien ha sido, hasta ayer, su enemigo número uno. Afortunadamente, esta vez se ha hecho realidad la máxima de que el criminal nunca gana.

epsimo y EL MUNDO______________________


Manifestación de simpatizantes de Bin Laden en Karach
Según el director de la CIA
EEUU no avisó a Pakistán porque 'habrían podido alertar' a Bin Laden
Pakistán tiene retenidos a una esposa y varios hijos de Bin Laden, entre ellos una niña que fue testigo de su muerte. Islamabad critica la operación "unilateral" de Washington. "Nos hace parecer idiotas", dicen fuentes de inteligencia.

Nada que celebrar

El periodista y escritor reflexiona sobre los beneficios de haber matado al terrorista más buscado.

Una mujer y varios hijos de Bin Laden permanecen detenidos en Pakistán

Entre los familiares retenidos está una hija de Bin Laden, de 12 o 13 años, que fue testigo de la muerte del terrorista. Islamabad dice que no tenía ningún conocimiento de la operación estadounidense.

La caída de Bin Laden

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