EL ESCRITO que Miguel Ángel Fernández Chico, director adjunto operativo del Cuerpo Nacional de Policía, ha remitido al juez que investiga el chivatazo a ETA para tratar de desmontar el informe oficial que la propia Policía ha aportado a la instrucción es un escándalo. Se trata de una iniciativa sin precedentes (como el propio soplo a la banda) que sólo se explica desde la desesperación de quien se sabe contra las cuerdas. Es muy revelador que sólo unas horas después de que EL MUNDO desvelara que el equipo investigador del chivatazo había entregado un expediente de 36 folios a Pablo Ruz que deja en evidencia a la cúpula de Interior, trascendiera que el hombre de confianza de Rubalcaba en la Policía, adjuntó a ese informe dos páginas redactadas de forma precipitada (no hubo tiempo ni de corregir las faltas de ortografía) para tratar de desprestigiar el trabajo de sus subordinados. Las diferencias entre el dossier de los profesionales y este contrainforme saltan a la vista: uno lo han realizado cinco agentes especializados, incluye datos precisos de los hechos, su elaboración ha llevado varias semanas después de casi cinco años de trabajo y ha sido presentado a petición del magistrado. El otro es un escrito espontáneo, hecho a iniciativa propia, de dos folios y de muy pobre contenido. En realidad, parece más una carta o una de esas falaces notas de prensa que tanto le gusta emitir al ministro. Todo indica que ha sido elaborado para tratar de crear confusión. Por supuesto, no lo consigue.
Dice el escrito del número dos de la Policía que la conclusión de que el chivatazo tiene un móvil «político» no está «sustentada en hechos concretos», cuando no sólo no existe otra explicación razonable al soplo, sino que toda la investigación arranca de la conversación grabada a Elosua en la que se habla en todo momento del proceso de paz y la voluntad de no «fastidiarlo».
Además, en su intento por denigrar a los investigadores, Fernández Chico señala que ofrecen una serie de «datos concretos» al juez obviando las necesarias «salvaguardas de seguridad» que cabe adoptar en asuntos relacionados con la lucha antiterrorista. No sólo resulta pueril, sino ofensivo para Ruz: ¿Acaso tampoco se fía del magistrado y teme que haga mal uso de la información?
Pero el escrito no se sostiene desde la base. Tras años de pesquisas y conocidos los trabajos previos que han ido elaborando los policías antes de este Informe Final de Conclusiones es inconcebible que sea ahora cuando los altos cargos del Cuerpo se han percatado de que su investigación era nefasta. ¿Por qué les han avalado todo este tiempo? Por otra parte, no deben ser tan malos esos trabajos cuando han llevado al fiscal a cambiar su posición inicial de solicitar el archivo de la causa.
Como bien decía ayer el PP por boca de Trillo, «la posición de Rubalcaba y su equipo es insostenible». Ese chivatazo que según el ministro no tuvo consecuencias permitió, según los agentes, «ocultar datos esenciales de la estructura, composición y operativa» de ETA.
La guerra sucia del comisario Fernández Chico contra el equipo liderado por Carlos Germán -sin duda inspirada por su ministro- le deja en evidencia ante todo el Cuerpo. La salida más digna que le queda es la dimisión. Pero seguramente no estamos ante una treta aislada y en los próximos días veremos a Rubalcaba mover sus tentáculos para deslegitimar esta investigación. Por dos razones: porque el Faisán es sólo una consecuencia más del aberrante proceso de negociación con ETA y porque como ministro del Interior tiene una responsabilidad directa, y eso es una losa muy pesada para sus ambiciones. Incluso no es descabellado pensar que pudiera acabar como otros colegas suyos del pasado: en el banquillo.
epsimo y EL MUNDO_____________________
El segundo de la Policía desprecia la investigación del chivatazo en un escrito
El director adjunto operativo (DAO) de la Policía Nacional, Miguel Ángel Fernández-Chico, ha remitido un oficio al juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz en el que discrepa del informe elaborado por sus propios subordinados sobre el 'caso Faisán' y niega que el 'chivatazo' a ETA tuviera un móvil político.
Reveló la delación en una conversación con su yerno:
El juez vuelve a citar al dueño del bar Faisán para preguntarle por el chivatazo
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