Los documentos de ETA
El Gobierno explicó a ETA que 'intentó parar' la redada contra el bar Faisán
El Gobierno explicó a ETA que intentó parar la operación contra el bar Faisán
Maniobras para que el chivatazo salga de la AN
Rubalcaba recoloca a Carlos G. en Asuntos Internos
Programa Especial sobre el chivatazo
El ex líder de LAB salió de la cárcel para cuidar de su progenitora. Los ‘posibilistas’ se veían en saunas para reorganizar Batasuna.
El chivatazo fue una decisión política blindada por Rubalcaba".
Siempre se podrá aducir la hipótesis de que los etarras han falseado lo dicho o que los representantes del Gobierno simulaban un papel en pro de salvar la negociación. Por eso el valor del acta de ETA está, por encima de todo, en
contrastar lo que en ella se dice con los hechos. Y lo primero que demuestra el documento es que el chivatazo tuvo su origen en una decisión política destinada a cumplir la palabra dada por el Gobierno a la banda.
La reunión a la que se refiere el documento tuvo lugar a petición de ETA dos días después de que la Policía, por orden de Grande-Marlaska y Le Vert, llevara a cabo las detenciones que el chivatazo había impedido efectuar mes y medio antes. Resulta revelador que el terrorista que tomó la palabra afeara a los negociadores del Gobierno el incumplimiento de sus compromisos y que éstos respondieran que estaban «irritados» por los arrestos, que los habían intentado «parar», pero que algunos jueces «se han convertido en un instrumento del PP». También desvelaron que habían ordenado a la Policía, a la Guardia Civil, a la Ertzaintza y a la Policía francesa «que no hagan detenciones», advirtiendo de la dificultad de cumplir órdenes «que no se pueden dar por escrito».
Por eso miente Rubalcaba cuando se jacta de que todos los implicados en el chivatazo fueron detenidos: aún faltan por arrestar quienes les facilitaron la huida. Sin embargo, después de leer el acta resulta secundario dar con los autores del soplo, pues queda claro que fueron meros peones de una decisión del Gobierno. La Justicia debería analizar la trascendencia del documento de ETA en el procedimiento abierto por el chivatazo. Ahora habría motivos para llamar a declarar al secretario de Estado de Interior, al ministro y tal vez también al presidente, a quien el representante de la banda dirigió una carta personal que entregó en mano a sus interlocutores.
«No es voluntad del Gobierno realizar arrestos», dijo uno de los portavoces del Ejecutivo, que en su afán por desmarcarse de las detenciones confesó que algunos cambios en el Gobierno y en la Judicatura -la entrada de Rubalcaba y el nombramiento de Zaragoza en la Audiencia- respondían a la decisión de «blindar el proceso».
El documento aporta otro dato clave. Es la afirmación de los representantes del Gobierno de que la negociación «política» (el precio a pagar por la paz) y la «técnica» (la forma en que se resuelve) pueden ir en paralelo, pero evitando que lo parezca. A esa continuidad de la negociación parece referirse ETA en su comunicado de ayer cuando reprocha al Gobierno que «en ciertos ámbitos» exprese «voluntad para la solución», mientras mantiene «la estrategia represiva». Y esa actitud del Gobierno a favor de diálogo puede rastrearse también en los intentos de blanquear a Batasuna. Ahí cobra todo su sentido la parte del acta según la cual, tras los reproches de los terroristas al Ejecutivo porque sigue prometiendo mano dura contra ETA, sus interlocutores piden comprensión al «ropaje con el que se visten algunas declaraciones», pues eso «no supone que vaya a ser alterada la hoja de ruta» y «el discurso hay que ir modelándolo según avancen las cosas». Y como muestra de su voluntad negociadora, los representantes del Ejecutivo aseguran: «Estamos trabajando para que Batasuna sea legal».
Por lo demás, el acta da algunos detalles que indican que el Gobierno de Zapatero escribió una página de infamia de nuestra historia. Se mintió cuando se ocultó que ETA siguió extorsionando pese a la tregua -«el ministro tiene un montón de cartas que no ha hecho públicas»- y se llegó incluso a plantear pagar a la banda: «Si el problema es el dinero, siempre se podrá arreglar». Pero lo decisivo, insistimos, es aquello que dice el acta de ETA que concuerda con lo que ha pasado. Y el chivatazo encaja como un guante en lo narrado en el documento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario