miércoles, 16 de marzo de 2011

Confesión criminal en el autobús. Un joven reconoce por el móvil un asesinato mientras viaja en autobús... junto a un policía de paisano

Cuando Óscar Eliseo, al filo de las diez de la noche, abonaba el domingo los 23,79 euros del billete que le llevaría a Madrid no imaginaba que, realmente, estaba pagando el precio al calabozo: el autobús que le llevaría desde Málaga a la capital de España se iba a convertir en el ataúd de su libertad. Y, todo, por su poca inteligencia y un toque, bastante importante, dicho sea de paso, de mala suerte. Quién le iba a decir que el hombre sentado en el autobús en la plaza contigua, con su apariencia normal, era en realidad un policía fuera de servicio en ese momento, pero de paisano. Quién le iba a decir que le oiría hablar por el móvil con una persona muy allegada. Que le escucharía confesar que huía de Málaga tras matar a un hombre... Lógicamente, el recibimiento en la estación Sur de autobuses madrileña fue muy concurrido: un cordón policial esperaba con los brazos abiertos a este paraguayo de 19 años.

Apenas pasan 27 horas desde que un colombiano nacionalizado español muriera acuchillado mientras mediaba en una pelea entre dos grupos dentro de un bar malagueño, y cuatro de los cinco sospechosos ya tienen los grilletes puestos. Pero falta una quinta persona. El Grupo de Homicidios de la Brigada de Policía Judicial malagueña tiene identificada a la pieza que falta. Es (presuntamente) Óscar Eliseo Cubillas Fischer. Pero ha desaparecido del mapa. Este joven ha hecho el hatillo y se ha dirigido a la estación de Málaga.

El autobús de las diez y media de la noche de la empresa Daibus arranca. Óscar Eliseo cree que escoge un buen asiento, tiene siete horas largas para templar los nervios, que le devoran desde el crimen, y pensar detenidamente en lo que va a hacer cuando pise suelo madrileño. Lo que no sabe es que, un asiento más allá del suyo, un agente destinado a los servicios centrales del Cuerpo Nacional de Policía no concilia el sueño. El resto de los viajeros se da al descanso paulatinamente, como paulatinamente llega el silencio al vehículo.

A las doce y media de la noche del recién estrenado lunes, Óscar Eliseo habla por su teléfono móvil con alguien de su entorno más cercano. El policía de paisano no puede evitar escuchar la conversación, sobre todo, la parte en que el sospechoso dice:

— «Estoy jodido. Me he tenido que ir de Málaga, porque el otro día estaba borracho y le metí varias puñaladas a uno. He metido la pata».

Aviso al 091

Y vaya si la estaba metiendo. El funcionario policial pone los ojos como platos cuando escucha aquello. ¿Sería verdad? La llamada se extiende por espacio aproximado de media hora. Ya es la una de la madrugada y el autobús cruza la provincia de Jaén. Queda poco para un descanso en el recorrido. Efectivamente, a la altura de Bailén, el Daibus Málaga-Madrid hace la parada correspondiente, para estirar las piernas. Pero el policía sabe que ese e el momento perfecto para mover ficha. Se apea del vehículo y llam desde su teléfono a la sala del 091. Se identifica y explica lo que ha escuchado.

Los agentes madrileños, entonces, se ponen en contacto con sus colegas de Málaga, que les confirman que se ha producido una reyerta mortal en un bar apenas un día atrás. Y que buscan a un joven con características similares a las del compañero de viaje del policía de paisano.

Comienza a montarse, entonces, el dispositivo policial. Sólo tienen tres horas para poner en pie la operación, pero no se puede dejar nada en el aire. Desde la comisaría madrileña de Arganzuela se forma un equipo que perpetrar la celada al supuesto criminal a su llegada a Méndez Álvaro. Mientras, el agente que inició la investigación, de nuevo en el autobús, continua informando a sus compañeros, vía teléfono móvil, pero, a partir de ahora, con elocuentes mensajes de texto.

—«Es un chico alto, delgado, con melena corta, lisa y morena, y que lleva ropa oscura y zapatillas deportivas blancas», precis.

—«Cuando lleguemos a la estación, me pondré detrás del tipo y os indicaré quién es», añade luego.

Se niega a declarar

Dicho y hecho. A las 5.40, el Daibus recala en la dársena de Méndez Álvaro. Las puertas se abren y comienzan a bajar los viajeros, cansados de lo que, para ellos, ha sido un viaje tedioso. No puede decir lo mismo el policía que regresa a Madrid tras un fin de semana en Málaga. Nada más bajar las escalerillas del autobús, el sospechoso se dirige a recoger su maleta de la bodega del vehículo. En cuanto la tiene entre sus manos, los agentes agazapados le interceptan, sin dejar la mínima posibilidad a la huida. Los grilletes le entran como si de guantes se trataran. Es trasladado a dependencias policiales, donde, según indicaron fuentes del caso, se niega a declarar. Ahora está en manos de la autoridad judicial.

Óscar Eliseo no está considerado el autor material de la muerte. Él y otras siete personas —de las que dos están en libertad— han sido detenidas por este asunto.


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