«MANTENDREMOS el compromiso de sustitución gradual de la energía nuclear (…), cerrando las centrales nucleares de forma ordenada al final de su vida útil». Así pensaba el PSOE en 2008. Pero como «se puede cambiar de criterio en función de las circunstancias», según dijo ayer Zapatero, el Gobierno ha decidido ahora alargar la vida de las centrales más allá de los 40 años estipulados. Rectificar no es nocivo en sí mismo y, en esta ocasión, el Gobierno ha tomado una decisión acertada para el país. Lo malo es comprobar los estragos que deja empecinarse en no hacerlo en el momento adecuado. Por ejemplo, los españoles hemos sufrido una brutal subida de la luz del 50% desde 2008, gracias a esa errática política energética que ha primado las energías más caras. Con todo, habría que preguntar a Zapatero qué «circunstancias» han cambiado en la política energética, pues los expertos siempre han pensado que en materia de energía atómica es mejor fiarse de la sabiduría técnica del Consejo de Seguridad Nuclear que del seguidismo a unos principios pseudoecologistas propios de los años sesenta.
epsimo y EL MUNDO____________________
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