jueves, 10 de febrero de 2011

"Aquí el 99% de los funcionarios es honesto, pongo la mano en el fuego"

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Jaime representa la cara más amable de un mundo oscuro, la cárcel. Convencido de que está ayudado a cambiar la sociedad, rebosa alegría y optimismo a sus 61 años. Nacido en León, dedica más de ocho horas diarias a la reinserción de personas entre rejas. Tras dos años y medio al frente de la cárcel Alcalá-Meco de hombres, siente que tiene muchas cosas por hacer.
¿Cuántos presos y funcionarios hay aquí?

Presos depende del día, pero una media de 900-1000. Funcionarios creo que somos 429 y de personal laboral hay como unos 80.
¿Es suficiente este personal para el número de presos?

Actualmente es suficiente. No es nuevo que los sindicatos pidan más personal. Es normal, entiendo la posición sindical. Mientras más funcionarios haya más repartimos las funciones, pero creo que no es para que ellos se quejen, ni mucho menos. Y no lo hacen porque sino yo tendría las quejas aquí encima de la mesa diariamente.
¿La relación es buena?

Sí, es fluida y normalizada. Ellos reivindican y hablamos, dialogamos, tenemos reuniones... Aquí tienen el despacho abierto. Y las mejoras que ellos piden, en lo que se refiere al centro, procuramos atenderlas. Ahora, si dicen que hace falta personal, es el Centro Directivo quien hace la distribución y el que tiene la última palabra.
¿Cómo se porta con ustedes Instituciones Penitenciarias en época de crisis?
No hemos tenido recortes, sólo en el capítulo de inversiones, en las grandes obras. En el resto absolutamente nada. Sí que se han aminorado algunas partidas pero no afectan a lo fundamental, tratamientos y servicios básicos.
Un funcionario de la cárcel de mujeres de Alcalá-Meco ha sido condenado por abusar de una presa... ¿qué opinión le merece?
Aunque están ahí enfrente, somos dos centros que tenemos vida propia. Los problemas que tienen los sé por los medios de comunicación. Pero una persona no puede empañar al resto. Aquí el 99% de los funcionarios son honestos, meto la mano en el fuego por ellos. Son empleados implicados en su trabajo, no puedo decir otra cosa, sino me callaría. Hay alguno que es un poco rebelde, chavales que hay que decirles que están trabajando con personas, no con papeles.
¿Es común que presos y funcionarios tengan una relación íntima?

Si estás continuamente rozándote con una persona, conoces intimidades incluso. Y si por algo se caracteriza Meco es por el trato directo del funcionario con el preso. Pero saben distinguir perfectamente, el preso sabe donde está. Y si el funcionario no le da margen el preso no se pasa.
¿Hay abusos de poder?

No, para nada. A veces se confunden las cosas. Hay funcionarios que son más reglamentaristas, cumplen las normas más estrictamente. Y ese trabajador no te pide un módulo de respeto, donde la convivencia es más cercana entre funcionarios y presos, porque sabe que él está fuera de lugar ahí. Yo he procurado dejarles elegir para que se sientan mejor. Independientemente del módulo aquí el funcionario conoce al preso, y eso es importante de cara a la prevención de suicidios.
Los jóvenes son a los que más atención se presta.
Sí, y te agradecen más las cosas. A mí me gusta trabajar con menores y los funcionarios que trabajan con ellos van de forma voluntaria porque hay que tener mucho aguante.
¿Ha cambiado el perfil del joven que delinque?

Creo que no, siempre ha existido. Cuando estaba en Pamplona de director, a principios de los 80, eran iguales. No cambia, en el mundo marginal la vida es igual de dura antes que ahora.
¿Cuál es el delito más común de los menores?
Casi todos con problemas de drogas o pequeños hurtos. Hay alguno por violencia en el ámbito familiar. Los menores que tenemos no son delincuentes forjados, porque esto es un centro preventivo, aquí entran y salen y muy pocos quedan.
¿Cómo se prepara a un preso para la reinserción?

Aquí se trata de un plan integral de formación de la persona, en aspecto personal, emocional, psicológico y en la relación social para que el individuo, cuando salga a la calle, no vuelva a delinquir.
¿Y qué porcentaje hay de éxito de la reinserción?
El problema no es la cárcel, el problema es cuando vuelven a la sociedad, que se encuentran en la calle, sin amparo de nadie. ¿Qué hacen? Pues vuelve a delinquir. Pero las personas que aquí se implican, en la calle, si encuentra cierto apoyo, no vuelve.
¿Y en la calle la gente da trabajo a internos?
Sí. Nosotros en los cursos formativos que hacemos, sobre todo en tema de albañilería, pintura, informática, ha habido monitores que luego les han recomendado a empresas y están trabajando. Evidentemente hoy no hay trabajo para todos.
Con tantos años dedicado a este trabajo tendrá muchas historias que contar.
Tienes cosas, lo que no se me olvida son los suicidios. Es muy duro. Cuando se ha suicidado un interno, tienes que comunicarle a la familia lo que ha pasado. Es duro decirle a una madre que te ha entregado un hijo vivo, que se lo devuelves muerto. Tenemos un programa de prevención de suicidios pero no detectas las cosas. Los tres que tuvimos en un año fueron por problemas exteriores, familiares.
Habrá visto una evolución muy importante en el mundo penitenciario.
Sí, sí. Cuando empecé en esto, la prisión no era un almacén de personas pero casi. Pero cuando se desarrolla la Ley Orgánica Penitenciaria y se ponen los mecanismos, se crea un equipo técnico, y se trata para la reinserción.
¿Y por qué tanto tiempo dedicado a esto?
Hago lo que me gusta. Siempre veía las injusticias sociales y quería luchar por cambiar algo. Y yo creo que desde aquí se pueden hacer muchas cosas porque estás tratando con los más desfavorecidos. Esto te engancha, el esfuerzo es rentabilizado.

Global Henares_________________________

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