domingo, 31 de octubre de 2010

En libertad tras 17 años de cárcel por tres asesinatos

No se aplica la «doctrina Parot», y el individuo vuelve al lugar del crimen
El mayor asesino de la historia de Albacete, Pedro Antonio Seco Martínez, condenado en 1997 a 90 años de prisión por matar a tres personas en Villarrobledo (Albacete), sale hoy del centro penitenciario en el que ha estado en los últimos 17 años, Castellón II. Este hecho es posible porque se ha beneficiado de las redenciones de pena obtenidas en aplicación del antiguo Código Penal, por el que fue condenado.
La propuesta de licenciamiento de Prisiones, de fecha 28 de julio de 2010 y a la que ha tenido acceso ABC, pregunta a la Sección Segunda de la Audiencia de Albacete «si estima aplicable la doctrina establecida en la sentencia del Tribunal Supremo de 20 de febrero de 2006 (doctrina Parot)». Si hubiese sido así, el interno no habría extinguido la totalidad de las condenas impuestas en la sentencia, 90 años, sino tan solo la primera de las tres condenas de 30.
Tanto el fiscal de la Audiencia Provincial, Juan Pedro Guillén, como los magistrados de la Sala, han informado favorablemente sobre la aprobación de licenciamiento definitivo del penado. Esto significa que desde hoy Seco Martínez, podrá volver a su localidad natal, Villarrobledo, donde cometió el triple asesinato, y donde viven los familiares de sus víctimas, «porque ni el fiscal ni la providencia de la Audiencia Provincial pone limitación alguna», puntualiza para ABC el letrado de la viuda y los tres hijos de uno de los asesinados. Lo hizo a sangre fría, porque le dio «un punto en la cabeza», como manifestó en el juicio, y utilizando similar modus operandi en los tres casos: primero estrangulamiento con su propio cinturón y posteriormente golpes en la cabeza con una piedra.
Los hechos se produjeron en la localidad de Villarrobledo en junio de 1991, 1 de diciembre de ese mismo año y 15 de septiembre de 1993, por lo que entre el primer y el tercer de los asesinatos pasaron más de dos años.
La primera de las víctimas, Pedro José Moreno, un joven de 33 años de edad, tuvo la desgracia de cruzarse con él a la salida de la discoteca Equs. Seis meses después, un albañil de 23 años, José Ballesteros, perdía la vida en parecidas circunstancias, cerca de su domicilio. Al cabo de un año, otro cadáver era hallado en medio de un sembrado a unos ocho kilómetros del pueblo.


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