Los presos etarras de Castelló I son partidarios de negociar el fin de la violencia
Han acogido con optimismo la decisión de la banda de decretar una tregua para iniciar un proceso de conversaciones con el Gobierno
Los 12 presos de ETA de la cárcel de Castelló I estarían dispuestos a abrir ya una negociación con el Gobierno para llegar a un final dialogado de la violencia, según ha podido saber Levante-Emv por fuentes penitenciarias. Por eso consideran que la tregua anunciada por la organización el pasado fin de semana, en un video remitido a la BBC, es el mejor camino para poner fin al "conflicto vasco".
La gran mayoría de los reclusos etarras del penal castellonense, algunos de los cuales llevan entre rejas desde el año 1988, están "cansados y tocados moralmente", por lo que sienten que ha llegado el momento de dejar las armas. Aunque es cierto que el colectivo mantiene cierta actividad reivindicativa mediante huelgas de hambre y protestas con pancartas en el interior del penal, estas movilizaciones apenas encuentran eco en la sociedad y no suelen durar más de una semana.
Fuentes de Interior recuerdan que el colectivo de presos de l'Alcora pertenece a la línea moderada de la banda, y siempre ha mostrado una intención negociadora para lograr, en primer lugar, un acercamiento a prisiones vascas. Esta tendencia moderada se ha acentuado aún más tras el traslado a otra prisión de Óscar Barreras, un duro considerado portavoz de la ortodoxia de ETA que fue condenado a 37 años por su participación en el asesinato del inspector de Policía Luis Andrés Samperio en el año 97 en Bilbao.
Medidas de reinserción
La apuesta de los presos por la negociación se debe en buena medida a la política de dispersión iniciada por Instituciones Penitenciarias en tiempos de Antoni Asunción. En los últimos años el Ministerio del Interior ha llevado a cabo otros traslados que han contribuido a minar la moral de los internos. Así, ha llevado a Francisco José Ramada Estévez a la prisión asturiana de Villabona, una medida que en medios penitenciarios se interpretó como un paso más en la política de acercamiento del Gobierno a cárceles próximas al País Vasco con el fin de dividir a la banda. Francisco José Ramada Estévez, condenado por los secuestros del empresario guipuzcoano José María Aldaya y del abogado vizcaíno Cosme Delclaux, dejó el penal de Castelló el pasado 3 de marzo tras el visto bueno de la dirección de Instituciones Penitenciarias.
En los últimos meses, algunos de los 12 internos de ETA en la prisión de l'Alcora se han planteado acogerse a las medidas de reinserción propuestas por el Gobierno. Uno de ellos era Ramada Estévez.
La mayoría de los internos estarían sopesando seriamente tomar iniciativas al margen de la dirección de la organización terrorista. En su día, la decisión de Ramada se interpretó en medios penitenciarios como la punta de iceberg de un movimiento surgido entre algunos reclusos de Castelló dispuestos a ir "por su cuenta" y a desmarcarse de la dirección a la hora de acogerse a los beneficios penitenciarios que ofrece el Gobierno.
La gran mayoría de los reclusos etarras del penal castellonense, algunos de los cuales llevan entre rejas desde el año 1988, están "cansados y tocados moralmente", por lo que sienten que ha llegado el momento de dejar las armas. Aunque es cierto que el colectivo mantiene cierta actividad reivindicativa mediante huelgas de hambre y protestas con pancartas en el interior del penal, estas movilizaciones apenas encuentran eco en la sociedad y no suelen durar más de una semana.
Fuentes de Interior recuerdan que el colectivo de presos de l'Alcora pertenece a la línea moderada de la banda, y siempre ha mostrado una intención negociadora para lograr, en primer lugar, un acercamiento a prisiones vascas. Esta tendencia moderada se ha acentuado aún más tras el traslado a otra prisión de Óscar Barreras, un duro considerado portavoz de la ortodoxia de ETA que fue condenado a 37 años por su participación en el asesinato del inspector de Policía Luis Andrés Samperio en el año 97 en Bilbao.
Medidas de reinserción
La apuesta de los presos por la negociación se debe en buena medida a la política de dispersión iniciada por Instituciones Penitenciarias en tiempos de Antoni Asunción. En los últimos años el Ministerio del Interior ha llevado a cabo otros traslados que han contribuido a minar la moral de los internos. Así, ha llevado a Francisco José Ramada Estévez a la prisión asturiana de Villabona, una medida que en medios penitenciarios se interpretó como un paso más en la política de acercamiento del Gobierno a cárceles próximas al País Vasco con el fin de dividir a la banda. Francisco José Ramada Estévez, condenado por los secuestros del empresario guipuzcoano José María Aldaya y del abogado vizcaíno Cosme Delclaux, dejó el penal de Castelló el pasado 3 de marzo tras el visto bueno de la dirección de Instituciones Penitenciarias.
En los últimos meses, algunos de los 12 internos de ETA en la prisión de l'Alcora se han planteado acogerse a las medidas de reinserción propuestas por el Gobierno. Uno de ellos era Ramada Estévez.
La mayoría de los internos estarían sopesando seriamente tomar iniciativas al margen de la dirección de la organización terrorista. En su día, la decisión de Ramada se interpretó en medios penitenciarios como la punta de iceberg de un movimiento surgido entre algunos reclusos de Castelló dispuestos a ir "por su cuenta" y a desmarcarse de la dirección a la hora de acogerse a los beneficios penitenciarios que ofrece el Gobierno.
levante.emv.com_______________________
izquierda abertzale y EA prevén cerrar este mes la base para un ...
También se defiende el acercamiento de los presos de ETA a cárceles vascas y suprimir medidas de política penitenciaria que conlleven "castigo añadido" a Indignante “insuficiente”...
...Y MALOLIENTE
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